Steely Dan y “Black Friday”: Un asunto financiero

Año 2001.

Justo después de recibir, con todo merecimiento, 4 premios Grammy por su LP Two against nature, los históricos Steely Dan resultaron incluidos, además, en la insigne y trascendental Fundación Rock and Roll Hall of Fame. Cuando, durante la ceremonia, fueron presentados por  Moby, entre el público se hallaban artistas del calibre de Bono (U2) o Robbie Robertson (The Band); los cuales aplaudieron dicho reconocimiento a la banda de Donald Fagen y Walter Becker. Acto seguido, en dicha gala, el muy reputado grupo de New York interpretó sus temas clásicos Do it again (con la colaboración de Brian May a la guitarra) y también ese sofisticado y mordaz rock llamado Black Friday

Como todos sabemos, esta última frase hace alusión, en la actualidad, al último Viernes de Noviembre en el que se inauguran las rebajas navideñas y muchos comercios aplican una serie de considerables descuentos a sus productos, con la consiguiente avalancha de clientes en las tiendas, no solo en Estados Unidos sino a nivel internacional también. Lo del adjetivo “negro” se debe, en las últimas décadas, a que en dichas señaladas fechas, los comerciantes pasan de las pérdidas, representadas en “números rojos” a las ganancias, simbolizadas con “números negros”.

Sin embargo, los orígenes de esta célebre expresión se remontan nada menos que a mediados del siglo XIX. Traduzcamos la canción de Steely Dan para obtener la primera pista sobre el asunto y luego hablaremos también de la grabación del propio tema, entre otras cosas:

When Black Friday comes, / Cuando venga el Viernes Negro,
I’ll stand down by the door / estaré abajo en la puerta
and catch the grey men / y agarraré a los hombres grises
when they dive from the fourteenth floor / cuando se tiren desde el piso 14.

When Black Friday comes, / Cuando venga el Viernes Negro,
I’ll collect everything I’m owed / cobraré todas y cada una de las deudas
and before my friends find out, / y antes de que mis amigos se den cuenta,
I’ll be on the road / estaré en la carretera.

When Black Friday falls, / Cuando caiga el Viernes Negro,
you know it’s got to be. / sabes que así mismo tiene que ser.
Don’t let it fall on me. / No dejes que se desplome encima mío.

When Black Friday comes, / Cuando llegue el Viernes Negro,
I’ll fly down to Muswellbrook / tomaré el avión hasta Muswellbrook.
Gonna strike all the big red words / Voy a eliminar todas las grandes palabras rojas
from my little black book / de mi pequeño libro negro.
Gonna do just what I please. / Haré, solamente, lo que me plazca.
Gonna wear no socks and shoes, / No me pondré ni calcetines ni zapatos,
with nothing to do / sin nada que hacer
but feed all the kangaroos. / salvo alimentar a todos los canguros.

When Black Friday comes, / Cuando venga el Viernes Negro,
I’ll be on that hill. / me hallaré sobre esa colina.
You know I will / Sabes que así lo haré.

When Black Friday comes, / Cuando venga el Viernes Negro,
I’m gonna dig myself a hole / cavaré un hoyo para mi mismo
gonna lay down in it / y me tumbaré en él
‘til I satisfy my soul / hasta que satisfaga mi alma.

Gonna let the world pass by me. / Dejaré que el mundo pase de largo.
The Archbishop’s gonna sanctify me / El Arzobispo me santificará
and if he don’t come across, / y si él no desea llevarlo a cabo,
I’m gonna let it roll. / dejaré correr el asunto.

When Black Friday comes, / Cuando venga el Viernes Negro,
I’m gonna stake my claim. / voy a reclamar lo que es mío.
I’ll guess I’ll change my name. / Supongo que me cambiaré de nombre.

La teoría más probable sobre el nacimiento del término Black Friday comenzó a forjarse en Estados Unidos, justo después de la Guerra de Secesión; la cual dejó a ese país no muy lejos de la bancarrota, en 1865. Todo se complicó aún más cuando, en el año 1869, unos poderosos inversores sin escrúpulos, llamados Jay Gould y James Fisk, a través de una serie de  hábiles y engaños en ambientes elitistas, aplicaron un ambicioso y complejo sistema en que comenzaron a comprar oro, sin parar, para asegurar el monopolio del mismo en la Bolsa de Valores; una jugada ésta que les comportó, a ambos empresarios, unos beneficios astronómicos.

Fue entonces cuando sobrevino la fecha decisiva: el Viernes, 24 de Septiembre de 1869, por orden del mismísimo presidente Ulysses S. Grant, el gobierno norteamericano ejecutó un agresivo y contundente contraataque financiero y lanzó al mercado internacional el propio metal áureo por valor de 4 millones de dólares; reduciendo así su precio y echando por tierra la fraudulenta y aglutinadora maniobra de los citados inversionistas, Gould y Fisk, aunque éstos se dieron a la fuga y esquivaron las penas de prisión. Toda esta colosal sacudida monetaria provocó un pavor general e hizo descender, vertiginosamente, lo que valía el material dorado; con la consiguiente caída en picado del propio mercado. Debido a aquel oscuro y trágico episodio dinerario de la trayectoria de E.E.U.U., se acuñó el término Black Friday.

Aunque el vocalista y teclista Donald Fagen manifestó que la canción hacía referencia al gran desplome económico del año 1929, en los propios E.U.U.U., en realidad las estrofas también podrían estar basadas, en su mayoría, en los pasos del controvertido proceso que hemos resumido; perteneciente al siglo XIX. Realmente, este algo escurridizo single de Steely Dan podría aplicarse y asociarse a cualquier caos de ese tipo financista, a lo largo de la Historia.

La tonada semi-ficticia, en concreto, podría referirse a un agente de Wall Street que, con amplísimas ganancias en el bolsillo, cubre su retirada y huye, desde Estados Unidos hasta la localidad de Muswellbrook, en la región de Nueva Gales del Sur (Australia); aprovechándose de una bursátil quiebra global y de competidores arruinados. Supone esta urbe aussie un elemento adicional de la historia, el cual añaden Steely Dan, ya que el propio Fagen explicó que la banda la eligió en el mapa, casi al azar, porque era el lugar más alejado de Los Angeles (sede ésta del combo la mayor parte de los años 70) que se le ocurrió a él mismo y al bajista y guitarrista Walter Becker; además de que dicha ciudad austral mencionada rimaba con la palabra book (“libro”), la cual aparece en los versos; acto seguido. La mítica pareja de compositores neoyorquinos también hace mención a los canguros, siempre éstos una referencia en ese enorme país de Oceanía.

En relación a ésto anterior, la frase “pequeño libro negro” podría, quizás, aludir a una agenda donde dicho inmisericorde comisionista tiene apuntados sus beneficios y también, en dicha libreta, figuran anotados diversos morosos y gente a la que el bróker protagonista considera chantajeable. En definitiva, una “Lista Negra” suya muy particular, como posibilidad interpretativa acerca de esta parte de la canción.

El propio Donald Fagen declaró, en aquel momento, que Steely Dan siempre escribía para tener impacto y que, en aquel 1975, el combo se había metido en asuntos de protesta social como con, por ejemplo, la propia Black Friday. Aunque, como siempre ocurría con esta banda, sus letras siempre venían bastante encriptadas, se puede decir que es muy posible que, en esta ocasión específica, el dúo compositor Becker/Fagen lanzase uno de sus habituales dardos ácidos contra la clase de especuladores financieros que arruinaban a mucha otra gente.

Los oyentes, como siempre acontece con las canciones de “Dan, El Acerado”, formularon diversas hipótesis explicativas sobre esta crónica de Becker y Fagen, la cual habla del “Viernes Negro”. Recalcar que un asunto similar fue tratado en otra cáustica melodía “steely” como es la titular Everything must go (una expresión que en argot significa “Cierre por liquidación”), de 2003; referida, muy probablemente, al escándalo que desataron algunos ejecutivos de la empresa multinacional Enron, la cual debió clausurar sus actividades a causa de una sonada y gigantesca estafa.

En cuanto a la grabación de Black Friday, es el propio Walter Becker el que nos deja anonadados con ese impoluto solo de rock-blues con una guitarra Fender Telecaster, la cual le había prestado otro de los miembros de la banda, Denny Dias y es que, efectivamente, éste último ya tomó un rol más secundario en aquel momento; tras un mucho mayor protagonismo del propio Dias a las seis cuerdas, en los primeros tiempos oficiales del proyecto; entre 1972 y 1974.

Es una época ésta de 1975, durante la grabación del álbum Katy Lied, en que Becker y Fagen habían suspendido su relación con su manager Joel Coen, habían renunciado a hacer giras para centrarse en la grabación de sus LPs y habían disuelto el formato habitual de banda, para rodearse de una legión de músicos de estudio y también, de colaboradores deluxe. Así pues, para el caso específico de Black Friday, el arreglista de confianza Michael Omartian pulsando las teclas de un piano eléctrico Wurlitzer y por otro lado, David Paich (fundador del grupo Toto) tocando un piano eléctrico Hohner, efectuaron una grabación en estéreo con intenciones altamente efectistas; siempre a las estrictas órdenes y bajo la minuciosísima supervisión de los mariscales Walter Becker y Donald Fagen.

Por su parte, Michael McDonald, tras haber militado una sola temporada como teclista en Steely Dan, en 1974 y habiéndose ido luego a los Doobie Brothers, en 1975, aún siguió participando con coros de textura soul en muchas canciones de Becker y Fagen, entre los años 75 y el 80; como es el caso de la propia Black Friday, por ejemplo.

Como añadido, el por entonces jovencísimo batería de 21 años, Jeff Porcaro (también iniciador de Toto), fue extremadamente auto-exigente y no se halló nada satisfecho con su interpretación para esta misma canción, en cuestión. Así pues y siendo honesto consigo mismo, el mismo Porcaro les comunicó a los ”jefazos” Becker, Fagen y al productor Gary Katz que, para la parte de batería, éstos últimos debieron haber recurrido al más que experimentado baquetero de estudio Jim Gordon (el cual en aquel momento, ya había tocado, por ejemplo, con George Harrison, Traffic, Joe Cocker, CSN &Y, Frank Zappa y un resto de currículum alucinante).

Finalmente, la mezcla definitiva de Black Friday y las otras canciones del álbum Katy Lied, se ejecutaron a través de un avanzado sistema de reducción de ruido denominado DBX (adquirido a una empresa de Boston). Sin embargo, el resultado final del trabajo no satisfizo lo más mínimo a esos “milimetristas” extremos del rock, apellidados Becker y Fagen; así que, éstos se negaron a volver a escuchar dicho LP durante varios lustros.

Por otro lado, a Steely Dan le trajo sin cuidado que este single, de 1975, solo alcanzara la posición n.º 37 en las listas de Estados Unidos, aunque a la discográfica ABC / Dunhill Records no le hizo tanta gracia esto mismo.

Temas como la magnífica Black Friday comenzaron a destapar, ya completamente, la verdadera naturaleza artística de los compositores Walter Becker y Donald Fagen durante la segunda mitad de los años 70, es decir: pasando 24 horas al día en el estudio para pulir sus enigmáticas y sarcásticas canciones, hallándose completamente escoltados por los más imponentes músicos de sesión de la época y exprimiendo, al 120%, los más vanguardistas equipos de grabación de que dispusieran en aquel instante.

Steely Dan: uno de los más descollantes grupos de toda la línea temporal de la música.

Escrito por Txus Iglesias para Rock Culture