1991 fue un año en el que se publicaron discos muy especiales en casi todos los estilos musicales y particularmente en los que engloba el Rock. Algunos de ellos marcaron una época, otros comenzaron una trayectoria y también los hubo que supusieron el fin de otra. «30 años de…» es nuestra manera de rendir homenaje a esas obras musicales compartiendo con nuestros lectores y lectoras la huella que han dejado en nuestro equipo de redacción. Y ya de paso, recordar tiempos en los que la música que nos mueve a formar parte de esto ocupaba el lugar que se merece.
Un ejercicio de nostalgia, reconocimiento y celebración. Y para ti que nos lees, ¿qué supuso ese disco en tu vida?
Hoy se cumplen 30 años del lanzamiento de Horrorscope de Overkill, primer álbum con los guitarristas Merritt Gant y Rob Cannavino, y el último en ser lanzado a través de Atlantic conjuntamente con Megaforce Records. Hablamos de una banda que representaba y lideraba a la perfección ese grupo de nombres de la escena Thrash más auténtica alejados de los grandes focos con los que el Big Four (Anthrax, Slayer, Metallica y Megadeth) deslumbraba a medio mundo. Este trabajo no es ni más ni menos que una prueba de lo que era capaz de hacer una banda de ese «segundo escalafón» del olimpo del Thrash en los últimos coletazos de popularidad del subgénero más revolucionario de la década anterior.
Como tributo a este aniversario, a diferencia de otros discos de esta sección donde varios redactores cuentan su experiencia mediante un cuestionario, nuestro compañero Alejandro González nos habla sobre este trabajo según su prisma y experiencia particular con él:
En apenas dos meses, la banda Overkill grabaron uno de sus discos más aclamados y quizá una de sus obras magnas con la grabación a cargo de Terry Date en los Carriage House Studios y la producción ejecutiva de Jon y Marsha Zazula.
Daba inicio la década de los 90’s y el thrash estaba empezando a ser relevado, es decir, la velocidad comenzaba a verse eclipsada por sonidos más sucios. No quisiera hacer publicidad de artistas que están siempre en boca de todos y que hay discos más o menos importantes (que lo sé). Este debate debería estar terminado desde hace eones y que no es necesario volverlo a repetir. Me refiero precisamente a las discusiones entre diversos puntos de vista. Lo único que busco es reivindicar este disco y que los seguidores del estilo disfruten sin pretensión alguna.
Overkill en esta época, no fueron precisamente una banda de thrash al uso. De hecho, en este caso, llegaron a su zenit compositivo para así evitar repetir fórmulas y estancarse. Las guitarras siguen sonando frescas y veloces integradas por la batería y el peculiar sonido del bajo de DD Verni.
Mis momentos favoritos del disco siempre han sido Thanx’ For Nothing y cuando entra el bajo de Verni o Bare Bones con sus teclados al inicio y siendo la canción más pesada y frenética del disco. Nice Day… For A Funeral también es una de mis destacadas del álbum precisamente por esa evolución gradual de las guitarras. Once canciones frescas, con la marca de la banda y que tras 30 años han evolucionado bien e incluso a día de hoy siguen sin perder su personalidad propia según sacan discos nuevos.