Crónica | Andrés Calamaro en la Sala Mamba de Murcia: El viaje hacia el pasado y hacia lo más hondo de nuestros recuerdos fue un auténtico regalo para todos los allí presentes.
Corría el año 1999 cuando descubrí a Andrés Calamaro en un casete pregrabado que escondía mi hermana. Absoluta casualidad.
En el mismo, y con tipografía de una fantasía rimbombante (la adolescencia es lo que tiene) rezaba bien en grande: Honestidad Brutal.
Yo entonces era un chaval de pelo ensortijado y pasado de peso. Más raro que un perro verde.
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Hoy la rareza me persigue, pero ya no me apetece esquivarla.
Durante estos años han brotado miles de historias alrededor de mi vida. Y muchas de ellas han estado bañadas por la música del artista bonaerense.
Sus composiciones siempre me han acompañado en mayor o menor medida. Ya sea con sus antiguas formaciones como Los Rodríguez o Los Abuelos de la Nada o en solitario.
Y como una vida da para mucho, he tenido tiempo para amarlo pero también muchas veces para odiarlo.
La cuestión es que hacía mucho que no lo veía en directo y no sabía muy bien qué me iba a encontrar en esta gira denominada Agenda 1999.
Lo único que sabía es que la base iba a ser el clásico Honestidad Brutal. Para mí, uno de los mejores álbumes en español de la historia. Y eso ya era mucho.
Y como una vida da para mucho, he tenido tiempo para amarlo pero también muchas veces para odiarlo.
Antes de entrar en el recinto, me vino a la mente el fantástico espectáculo que nos regaló en la Plaza de toros de la Región de Murcia en el año 2006. Allí, acompañado de un excelso Ariel Rot, pude ver uno de los mejores conciertos de mi vida.
Después de eso hubo de todo, así que iba simplemente a descubrir lo que fuera. No me iba a quedar con las ganas de disfrutar de una actuación basada en uno de mis discos favoritos. Cal o arena, eso ya se vería.
El ambiente en la Sala Mamba de Murcia era perfecto para disfrutar de un concierto, más si la compañía era excelente.
Me llamó mucho la atención la horquilla de edad que había. Lógicamente había cuarentones que, como yo, conocían al Salmón desde hacía décadas. Pero también había muchos veinteañeros. Sinceramente no me lo esperaba, pero eso es buen indicativo de la buena salud musical de la juventud actual.
El inicio estaba programado a las 22:00 en punto de la noche. Y de repente, con una precisión horaria suiza, apareció Andrés en el escenario con sus sempiternas gafas oscuras y acompañado de su banda.
Y comenzó fuerte con uno de sus clásicos, El día de la mujer mundial. Lo hizo cantando a su manera, diferente a como uno se lo espera. Aunque esto ya es normal en él.
He de decir que el inicio fue extraño, pero se fue entonando hasta lograr lo que todos los allí reunidos deseábamos.
El sonido era realmente impresionante. En parte por la excelente acústica de la sala y sobre todo por la fantástica banda que lleva el artista argentino.
Y con el comienzo, empezaron a venirme imágenes a la mente. Un tremendo golpe de nostalgia.
Un tremendo golpe de nostalgia.
Porque, ¿quién no es capaz de emocionarse con clásicos como Cuando te conocí, Los aviones o la íntima y personal La parte de adelante?
Temas atemporales como Paloma o Son las nueve se fueron sucediendo y Andrés cada vez se veía más cómodo sobre el escenario.
Veinticinco años de la primera vez que escuché todo este repertorio. Casi nada.
También hubo cabida para temas esenciales de su discografía como Estadio Azteca, Alta Suciedad o la multiversionada por el astro argentino Tuyo Siempre.
El cierre fue con la potente Los chicos del álbum La Lengua Popular.
Pero daba igual.
El viaje hacia el pasado y hacia lo más hondo de nuestros recuerdos fue un auténtico regalo para todos los allí presentes.
No sé qué me deparará el futuro. Quizá haya momentos en que lo escuche con pasión y haya otros en los que no pueda con él. Pero supongo que eso pasa con todos los genios.
Ya saben aquello que dicen los toreros. Buena suerte, compañeros.
Grupo: Andrés Calamaro Fecha: Jueves, 19 de septiembre de 2024 Recinto: Sala Mamba (Murcia) Texto: PMRueda Fotos: Alfonso Rock Culture
