Crónica Fiz 2022
Después de tres años sin celebrarse debido a la pandemia, el festival ‘indie’ por excelencia de la capital aragonesa ha vuelto. El XX Festival de Música Independiente de Zaragoza, el FIZ, volvió a llenar la noche del sábado de fantasía con una variada oferta de artistas de prestigio y djs. Mediapunta, Cariño, Carolina Durante, Dorian, La Casa Azul y Ojete Calor hicieron bailar a un público de más de 4.500 asistentes.
La primera banda tenía marca aragonesa: Mediapunta. Los de Francho supieron empezar fuerte, con rasmia aragonesa, demostrando que su talento cada día atrapa a más melómanos. Y ahí estaban los ‘fizeros’, quienes tampoco se perdieron al trío madrileño Cariño, artífices de un pop divertido creado entre tres amigas hace cinco años. Un grupo que ha llevado al llamado ‘tontipop’ a su punto álgido, un género que surgió con la banda Los Fresones rebeldes en los 90. Pero, ¿a qué suena el ‘tontipop’? Es un género compuesto por melodías electrónicas y voces mayoritariamente femeninas que suenan a adolescente quejándose del mundo. Y así lo hacen Paola, Alicia y María en cada letra, como si contaran en cada canción una conversación de Whatsapp entre ellas tres. Una amistad que surgió por Tinder y que se ha convertido en uno de los grupos ‘indie’ más exitosos del momento.
Y de grupo íntegro femenino al masculino. Llegaron los gritos. Eran una de las bandas más esperadas. Entraron en el escenario los también madrileños Carolina Durante: Diego, Juan, Martín y Mario. Desde la primera canción botamos con Diego, el vocalista. Sudamos felicidad. Ellos estaban pletóricos. Se nota su gran amistad. Sus mensajes se sucedieron durante toda la noche: “Hay que cuidar a los amigos”. Es el primer concierto en el que vi a Diego hasta sentarse de lo cómodo que estaba con el público maño y entonó uno de sus hits: “La generación vacía… ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?”. Y confesó: “Me lo estoy pasando muy bien”.
Se notaba que estaban como en casa porque se sienten muy bien en Zaragoza, tienen buenos amigos. Por ello, otro de los componentes, uno de los mejores baterías del panorama indie nacional, Juan Mirayes, arrancó el micro y acompañó a Diego en su conversación con el público y bromeó: “Esto va de que Diego se lo pase bien”. Y, a continuación, nos ofrecieron un tema que habían sacado hacía tan solo una semana. Se llama Casa Kira y define a la perfección el ritual habitual de los jóvenes cada fin de semana: “Quedamos y bebemos y nos drogamos y nos queremos”. Y es que los Carolina Durante son el retrato de una generación que cada día consume más drogas. Una generación que se describe también en la canción Famoso en tres calles y que es una crítica al ‘postureo’: “¿Tú qué estarías dispuesto a hacer por ser famoso en tres calles? (…) Se dice que consiguió la máxima puntuación en el molómetro del dragón suertudo”. Y una generación que hizo del esperado tema Cayetano un espectáculo e hizo vibrar a la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza.
Después, vendrían los catalanes Dorian, que nos llevaron a un viaje sensorial en cada tema. Nos hicieron sentir parte de su cosmos y nos deleitaron con Paraísos artificiales, Verte amanecer o el clásico A cualquier otra parte, coreado por todos. Además, anunciaron que el próximo 25 de noviembre ofrecerán el mejor concierto de su historia en el Wizink Center de Madrid. La respuesta del público fue apoteósica porque tienen más ganas de Dorian, como se apreció en un gran aplauso que aunó a todo el fenómeno fan de la banda liderada por Marc, músico y filósofo. Y la filosofía que lleva por bandera en su banda, la filosofía del disfrutar de la vida, como dicta el epicureísmo, la lleva en cada canción.
Y ya pasada la media noche llegó el éxtasis con La Casa Azul. Saltamos como niños. Y una vez más nos dejaron alucinados con su espectáculo audiovisual: un juego de luces que convierten sus canciones en imágenes. Nos trasladaron a un mundo de ciencia ficción con su hit Nunca nadie pudo volar. Y volamos con su música festiva. Y con mucho confeti saltó Guille Milkyway, músico y productor, para regalar numerosos temamos a aquellos que llamó “bonicos y bonicas”, como un aragonés más.
Y cuando ya llevábamos todo el subidón en el cuerpo, llegó la traca final. Era el grupo por el que muchos reconocían haber asistido al FIZ: Ojete Calor. Ese dúo compuesto por Carlos Ojete y Aníbal Calor y su Mocatriz. Sin palabras. Perfecto broche final para el vigésimo cumpleaños de un festival que es una tradición previa a las Fiestas del Pilar en la ciudad de Zaragoza.
Eran las tres de la mañana. La mitad abandonó el recinto pero la otra mitad disfrutó de djs aragoneses míticos de la talla del Chelis, Sweet Drinkz, Ms Von Disko y Eleven. Este es tan solo el aperitivo de las espectaculares fiestas del Pilar que nos esperan, después de la antesala de un Vive Latino que ha bautizado a Zaragoza como «ciudad de la música”. Los Pilares están a la vuelta de la esquina. Ya sabes, calienta que sales…