Crónica: Ilegales celebran sus 40 años en Murcia

Ilegales repasan sus 40 años de historia en Murcia

Cuando un servidor aún gateaba, Jorge Martínez era expulsado de su banda. Poco después formaba Ilegales y lo hacía con miembros de otra bandas que también habían sido expulsados. Dio comienzo la historia de una banda que siempre ha vivido cara al peligro y en el que la vida y la lucha siempre han sido algo primordial. Y aquí los tenemos 40 años después. ¡Y de qué forma!

Foto: Alfonso Rock Culture

El pasado 24 de Abril celebramos La lucha por la vida de Ilegales en el Auditorio Parque Fofó de Murcia, con lleno absoluto y con un ambiente generalizado de querer recuperar esos momentos robados por la pandemia. Ya nos dijo Jorge, en la entrevista que le hicimos la semana pasada, que se ha roto el equilibrio y que ahora mismo es más beneficioso, para el conjunto de la sociedad, reunirse de forma tribal bajo la luz de la luna que seguir con restricciones, dentro de una pandemia que además cada vez pierde más fuelle.

Pocos minutos de la hora a la que fuimos convocados sonaban los latidos de un corazón ilegal, mientras Willy, Jaime, Mike y Jorge salían a escena. El ya clásico Tantas veces me he jugado el corazón que lo he perdido abrió de forma contundente el show. Tras unas primeras palabras de un siempre lúcido Jorge Martínez, fueron descargados los trallazos Rebelión y Ella saltó por la ventana. Las etílicas Mi copa y yo y Voy al bar le siguieron, para dar paso a la furiosa Chicos pálidos para la máquina.

Foto: Alfonso Rock Culture
Foto: Alfonso Rock Culture

No llevábamos ni 20 minutos de concierto y ya habían habíamos hecho un recorrido de 40 años de repertorio ilegal. La calmada Te prefiero lejos y el boogie rock Divino imbécil, ambas recién estrenadas en Lucha por la vida (Warner Music Spain S.L., 2022, La Casa del Misterio) precedieron a uno de los momentos más solemnes de la noche, que fue cuando interpretaron Ángel exterminador, ese clásico de la banda que sigue sobrecogiendo a estas alturas igual o más que cuando fue compuesto en 1978.

Agotados de esperar el fin nos erizó el vello para dar paso a Nunca lo repitas en voz alta, esa pedazo de nueva canción cuya letra describe y analiza la composición y duración de los demonios que nos asustan continuamente para que nos desmadremos lo justo. La voz de Jorge sonó incluso con el “pitch” rebajado unas octavas en una de las estrofas, tal y como suena en el disco, demostrando la gran capacidad técnica de su crew. Las preciosas de armonías de El bosque fragante y sombrío desembocaron en el “tecnopunk” de Juventud, egolatría, una de las mejores canciones compuestas por Jorge a todos los niveles recientemente.

Foto: Alfonso Rock Culture

A continuación le hicieron un guiño a esa barbaridad de disco llamado Todos están muertos (publicado en el 85 y que siempre será mi favorito), tocando seguidas el rock’n’roll guarro de Eres una puta, la combativa y contundente El norte está lleno de frío y esa puerta de entrada a otra dimensión sonora llamada Enamorados de Varsovia. La melódica Regreso del vacío (en la que colaboran en el disco con parte de Vetusta Morla) dio paso a Mi amigo Omar y a la feroz Punki raro.

El momento más “magnífico” de la noche lo supuso la interpretación de la nueva versión de Estrella venenosa, un brillante bolero publicado en el primer disco de Los Magníficos, que ha sido “ilegalizado” para la ocasión. Me sorprendió escuchar de forma aislada Destruye, canción que siempre han utilizado para cerrar los shows y dejarlo todo hecho un páramo, por motivos obvios… Y es que supuso la antesala del momento más punk del concierto en el que se despacharon sin descanso Soy un macarra, Bestia, bestia, Hacer mucho ruido, Todos están muertos y Todo lo que digáis que somos. El concierto ya era un pogo andante y no había vuelto a atrás. Jorge reconoció que las canciones más antiguas siguen “poniéndole” como el primer día, como a todos los que los agolpábamos debajo. Y con Dextroanfetamina regresamos todos al punk para que la banda se despidiera y se retirara al camerino.

Foto: Alfonso Rock Culture
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Lógicamente, ante el clamor popular, no tardaron en regresar atacando con Yo soy quien espía los juegos de los niños, ese himno que no puede faltar en sus conciertos. Y como una auténtica traca final fueron explotando en nuestra cara un colección de clásicos compuesta por Hombre solitario, Europa ha muerto, Tiempos nuevos, tiempos salvajes, ¡Hola mamoncete! y Carmelos podridos.

Problema sexual cerró un show de más de dos horas en el que Jorge, más callado en general que otras veces presentó a la banda y se auto-presentó como una persona con problemas, normalizando su existencia y advirtiéndonos que si vivimos sin ellos es “porque ya olemos a nicho”.

Magnífico concierto de una banda imprescindible y que por fin tiene el reconocimiento que merecía. ¡Brindo por 40 años más Ilegales!

Foto: Alfonso Rock Culture
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