Como no hay 2 sin 3…
Tercera y última jornada de Mad Cool 2023
La tercera jornada de Mad Cool siempre se hace un poco cuesta arriba. El cansancio se acumula, muchos bolos, muchos kilómetros cargando peso, mucho calor y mucha gente. En concreto, hoy sábado, mucha mucha mucha gente, muchísima, demasiada, desde primera hora del día. Y lo peor es que fue aumentando el aforo hasta llegar a convertirse en un problema durante Red Hot Chili Peppers.
Pero no adelantemos acontecimientos. La tarde no empezaba todo lo bien que nos hubiese gustado, no pudiendo fotografiar a la mitad de Oasis, (la otra mitad, «la simpática», la pudimos fotografiar en Mad Cool 2019, podéis leer la crónica pinchando aquí). En la nevera de prensa hacía un frio horrible y me olvidé la chaqueta por tercera vez…
Sabiendo que, por desgracia, íbamos a tener algo de tiempo libre, salí de paseo con las cámaras a capturar algo del variopinto público que accede al recinto, visitar stands de patrocinadores y pegarme un homenaje en la variada zona de restauración. A así iba abriendo boca para el plato fuerte del día, ¿Guindillas con el calor? Guindillas!
YEARS & YEARS
Andrea:
19:00 h. Para inaugurar el cierre de tres días de intenso trabajo y disfrute, decidí comenzar el trote algo más tarde que los demás días e ir directamente al artista que más me interesaba: Years & Years en el escenario Madrid is Life. Conservando fuerzas para lo que se venía. Su concierto fue uno de esos que llenan el espacio en el que te encuentras de luz; conozcas o no sus canciones, lo disfrutas (pero vamos, que quién no ha escuchado Desire o King).

Estos londinenses llevan más de una década instaurando su propio estilo de electropop y petándolo en todas las emisoras de radio del mundo, todo mientras Olly Alexander se convierte en uno de los iconos LGTBIQ+ más reconocibles y adorados de la escena. Un cartel festivalero sin ellos no es lo mismo.
Aunque su propuesta en el escenario sea algo básica a priori, en ningún momento pides más porque todas y cada una de sus canciones es himno veraniego instantáneo. Como Sweet Talker, por ejemplo.
TOUCHÉ AMORÉ
Andrea:
20:00 h. Apenas escuché el primer estribillo de King de Years & Years, salí pitando para presenciar uno de los directos que más ganas tenía de ver: Touché Amoré en el escenario Ouigo. Su post-hardcore marcó a una generación, y aunque no fuese exactamente la mía yo me colé por las rendijas del tiempo y dejé que su talento me conquistara hace unos años. Estos americanos llevan desde 2007 musicalizando la rabia con maestría. En directo ganan.

Su música es cruda, y esto en vivo te eriza la piel a velocidades vertiginosas. Por el grito desesperado de Jeremy Bolm, por sus letras llenas de dolor que cura, por dos guitarras pensativas y de melodías desgarradoras de la mano de Clayton Stevens y Nick Steindhart (este día en el lugar de Nick se encontraba Alec Riley, quien le hizo justicia), y un bajo y batería acompasados e inconformistas, potentes en su rebeldía. Un conjunto explosivo que tiene tantísimo sentido… Como pudimos oír en canciones como Limelight o Reminders, por no hablar de la aclamada Flowers and You. Una dosis muy necesitada y bien dada de pureza y naturalidad hechas metal. Deseando volver a pillarles.
Liam Gallagher
Pedro:
20:15 h. Esto está lleno. No parece que quepa mucha más gente pero veo con preocupación como el público sigue accediendo al recinto. El inmenso valle verde ahora parecía la Puerta del Sol en Navidad. Imposible caminar sin pedir permiso (y disculpas).
He de reconocer que tenía cierto nerviosismo por saber a qué Liam Gallagher nos íbamos a encontrar. Medio en serio medio en broma, rezaba porque no hubiese parado en ningún bar por el camino, o hubiese probado la oferta variada que puede ofrecer el polígono Marconi de Villaverde. Porque, si no han cambiado las cosas, a Liam tenían que llevarle en una camilla atado cual Hannibal Lecter. Porque al pequeño de los Gallagher «no le hacen falta anchoas para pedir agua».
Supongo que el que tuvo retuvo, y allí estaba «el chaval», a 50 grados a la sombra, con un cortavientos de manga larga y unas maracas (¿Tal vez una alegoría de como tiene la cabeza? Tal vez…). La verdad es que parecía no haberse acostado todavía desde que el Manchester City ganó la champions… Pero así son los rock stars.
La pose de siempre, manos a la espalda y vacilándole al micro, como el que le dice al portero de la discoteca «¿Que no paso? Tu no sabes quien soy yo…» Y por esa regla de tres, arrancaba el concierto con Morning Glory de Oasis. La primera de las 8 (de 14) canciones de los hermanos. En cierto modo le dio al público lo que habían comprado, canciones de Oasis. Y, con buen criterio, acabó el bolo con Cigarettes & Alcohol, Wonderwal ( que personalmente se me hace bola de tanto que la han puesto en todas partes) y Champagne Supernova.
Como ya estoy en el escenario 1, y estamos como piojos en costura, decido buscar un trozo de césped donde morirme. Abrirme paso hacia la carpa de prensa y volver me parece misión imposible ahora mismo.
Sigue entrando mucha gente y el recinto empieza a dar señales de desbordamiento… Largas colas para los WC que algunos deciden saltárselas y hacer sus necesidades donde pillan, terminando así con cualquier amago del glamour inicial que caracteriza al Mad Cool. Igual ves una carpa colorida y «cuqui», que un tio con la chorra fuera vaciando las cervezas que lleva bebiendo toda la tarde. Esto parece Magaluf, como se entere Robbie igual vuelve!
Imposible moverse, aquí me quedo a esperar a los Red Hot Chili Peppers.
Kurt Vile & THE VIOLATORS
Andrea:
20:20 h. Aquí empezó la intensidad (por si nos había parecido poca la de días anteriores). En cuestión de una hora y media, cubrí 4 conciertos. Sí, 4. Touché Amoré el primero, seguido a los 20 minutos de Kurt Vile & The Violators en el escenario Region of Madrid. Y luego os cuento el resto porque no tienen pérdida…
Quien me conoce, sabe que The War on Drugs son mi perdición. Los de Philadelphia tienen algo que me llega al alma, y ver al mismísimo guitarra fundador de semejante grupazo me hacía especial ilusión. Por eso salí de un conciertazo deprisa y corriendo con la intención de meterme en otro. La jugada no me salió muy bien.

La persona con menos sangre en las venas que he visto en mucho tiempo. Por supuesto sonó bien, porque el tío es buenísimo, pero salí hasta enfadada por lo poco que Kurt Vile se esforzó en que eso sonara así de bien. A veces la desgana aporta al showbusiness, a veces resta. Esta vez ocurrió la segunda. Y qué rabia me dio.

Y por si fuera poco, no pude ver Pretty Pimpin en directo (la tocó la última evidentemente, porque si no, no había quien aguantase) porque tuve que salir volando al Ouigo Stage otra vez para no perderme ni un segundo de Morgan. No me resultó ningún esfuerzo irme la verdad, y mucho menos para ver a mi grupo nacional favorito. Ellos sí que no defraudan.
MORGAN
Andrea:
21:05 h. Morgan tomaban el escenario Ougio con algo de retraso, pero con mucha ilusión y sonrisas contagiosas. Está claro que, entre tanta diversidad de música internacional en el cartel, verles a ellos es hogar. Espero que para ellos nosotros signifiquemos lo mismo.
Impecables, como las tres veces anteriores que les he visto tocar en directo, se marcaron un conciertazo repleto de sus mejores temas. Entre ellos River o Home, dándonos a probar un poco de su blues-infused rock con WDYTYA? Y haciéndonos cantar entre lágrimas cada palabra de Sargento de Hierro.

La dulzura y potente presencia se juntan dando lugar a la voz de Nina, que se mece sobre la mejor base instrumental de la escena del rock nacional: una guitarra libre y macarra, pero a la vez refinada, de la mano del tío con más labia encima de un escenario que he visto: Paco López, un teclado elegante liderado por David Schulthess y acompañado ocasionalmente por las manos de la vocalista, la batería justa y necesaria pero embellecida gracias a Ekain Elorza, un bajo presente y jamás olvidado que ese día lo manejaba Will Planas, y una percusión adicional que completa el círculo de la mano de su hermano Gabi Planas.

Siempre es un placer disfrutarles. No hay nadie como ellos en el panorama y doy gracias siempre por su música. North es posiblemente el mejor disco de rock español de los últimos años, y si no es el mejor está ahí bien arribita en el podio. Ahí lo dejo.
THUMPER
Andrea:
21:30 h. Con el tiempo en los talones y la tensión de tener que llegar a cubrir sí o sí a unos tal Thumper de los que no había oído hablar nunca, me crucé todo el recinto tan rápido como las gigantescas multitudes me permitieron (tardé 15 minutos… y por lo menos no hubo ningún percance). Agobiante es la palabra indicada para describir el ambiente del sábado en el Mad Cool Festival.
El caso es que, esquivando como pude tremendísimas cantidades de gente, llegué por los pelos al escenario 8, el Mahou Maestra. Una carpa pequeña acondicionada y agitada por el rock sucio de estos jóvenes irlandeses que ya introducían su última canción. Con la lengua fuera llegué al foso para poder entrar y hacer las cuatro fotos requeridas, pero para mi sorpresa desde seguridad no me dejaron pasar.
Ya con la presión arterial un poco por las nubes, empecé capturar lo que pude desde el público hasta que el malentendido se aclaró y me permitieron entrar (para los últimos 45 segundos de canción, pero vaya 45 segundos).

En ese corto espacio-tiempo, me pasó la vida por delante: el guitarra bajó a la audiencia para abrir un wall of death, un mosh pit y el cantante hizo crowdsurfing. Disparé 100 fotos casi sin mirar. Al final me salió bien la jugada. La suerte sonríe a los valientes supongo. De su directo poco más puedo decir, aparte de que es arrollador. Vinieron a crear revolución y lo hicieron. Y sin sonar nada mal, debo añadir. Ojito con Thumper.
REd Hot Chili peppers
Pedro:
22:55 h. Llegó la hora de los indiscutibles cabezas de cartel de la edición 2023 del Mad Cool Festival.
Reconozco que me resulta difícil hacer una crónica de este concierto pues Red Hot Chili Peppers (en adelante RHCP) son una de mis bandas favoritas, y mi opinión puede estar sesgada. Les sigo desde hace más de 25 años y cada etapa de la banda fue un universo distinto de las anteriores. Ahora regresaban con Frusciante, sin lugar a dudas el mejor de los guitarristas que han tenido. Esto, bajo mi punto de vista, era el principal aliciente del concierto.
Es curioso como una banda donde batería y bajo son el 90% del sonido del grupo, puede cambiar tantísimo en función del guitarrista que llevan. No tienen absolutamente nada que ver los RHCP de Sherman con los de Slovak, ni con los de Navarro, ni con Josh, ni con Frusciante. Pero es cierto que Frusciante les aportó ese ADN RHCP inconfundible, y podemos decir que toda esta película se reduce a 2 grandes grupos. Los RHCP sin Frusciante o con Frusciante. Algo así como la tortilla de patatas… ¿Tú eres de «con cebolla» o «sin cebolla»? Yo siempre la pido con Frusciante y crudita.

El caso es que se apagan las luces y sale Flea haciendo el pino y andando con las manos… Yo prefería cuando salía a 1000 revoluciones saltando gritando y moviendo la cintura a lo loco, pero el pino no está nada mal para un señor de 60 años. A mi no me salía ni con 8 años… Tras una jam con Frusciante sabes que viene Around The World, esto es así, y suena y sabes que estás en casa.

El sonido es limpio, pero quizá demasiado flojo para no contar con torres de refuerzo a mitad de pista. Se encienden las cegadoras y aprovecho para levantar el móvil y enfocar hacia atrás para ver el aforo y posibles salidas. No se ve el final, hay demasiada gente, demasiada. Por momentos me recuerda la edición de Pearl Jam que resultó peligrosa por momentos. La suerte es que los RHCP han venido a medio gas, si llegan a «alterar al publico» lo podíamos haber pasado «regunlinchi».
The Zephyr Song sonando en segundo lugar deja claro que estamos ante la versión más «tranqui» de RHCP que parece no importarles estar en un festival y deciden hacer un setlist más para los fans «instruidos» en el picante. Snow solo hace confirmar el pensamiento anterior. Pero yo estoy disfrutando como un niño pequeño.

Ver a Frusciante tocar el riff imposible de Snow en directo con esa facilidad pasmosa que podría parecer que la cosa no va con él… Y sin embargo es uno de esos Riffs de guitarra malditos, tremendamente rápidos, un ejercicio que cualquier guitarrista necesitaría aplicar los 5 sentidos y Juanito parece que estuviera echando de comer a los patos… Si alguien se detiene a analizar esto, hablamos de que Frusciante toca en esta canción 468 por minuto lo cual da una cifra de más de 7 notas por segundo. Sí, por segundo. Increíble. Los allí presentes podrán contar que vieron a Frusciante hacer esas cosas que sólo Frusciante sabe hacer. Vale que no es Hendrix, pero es lo más cerca que se puede estar de Hendrix en 2023.
Here ever after, de su nuevo disco Unlimited Love pasa sin pena ni gloria para la mayoría del público. No es un mal tema, pero el público quiere mucho Californication y un Give it Away a los postres. Y puede que se les conceda algún deseo pero no todos. Estamos ante unos RHCP más maduros, y empiezo a pensar que el respetable les va a dar caña por este bolo. Que no es malo, pero igual no es lo que esperaban. Hard to concentrate no ayuda a levantar el bolo, pero yo me lo estoy gozando y agradezco estos temas.

I like dirt se adentra en territorio Californication, pero igual no es la que esperaba el público. A mi me parece una locura ese tempo que solo Chad y Flea saben hacer, esto es 200% classic RHCP (por cierto Chad un 11 sobre 10 siempre, este tipo no es humano, qué clase, qué groove, qué pausa qué de todo…).
Anthony está bien de voz, aunque luce una especie de prótesis en su pierna que limita sus movimientos… Igual es por eso que está bien de voz. En los últimos conciertos la respiración le pasa factura por la exigencia de los moviemientos. Yo prefiero a este Kiedis menos bailongo pero afinando las notas.
De Flea no puedo hablar, no soy digno. Flea puede hacer lo que le de la real gana que bien hecho estará y punto. Amen.

Rich out, Don´t Forget me (con otra lección magistral de Frusciante), Eddie y Tippa my Tongue las disfrutamos 4, a lo sumo 5 de los asistentes… Empiezo a pensar que esto puede terminar en desastre para el público mayoritario. Suena Californication y se escucha una mezcla de suspiro y ovación, como diciendo «por fin una que nos sabemos» pero le sigue Black Summer y el publico pega gatillazo otra vez.
Aprovecho el gatillazo para salir hacia atrás. La gente no se termina nunca, hay gente hasta detrás de la mesa de mezclas que no ven absolutamente nada pero ahí están. Atrás el sonido es demasiado flojo, se puede hablar tranquilamente. Tomo posiciones para salir de allí de los primeros, ante el éxodo que se va a producir en breve camino de The Prodigy, y disfruto del final del concierto desde la lejanía.

By the Way augura un final inminente y Flea parece rejuvenecer de golpe, como si le hubieran metido un escorpión en los calzoncillos. «Este si es mi Flea» pensaba mientras se me ponía media sonrisa en la cara. I could have lied no me la esperaba para nada.
La última: Give it Away. Esta si me la esperaba, pero la escucho desde la puerta de salida. Me voy reflexionando sobre lo ocurrido y como un repertorio equivocado, que en un concierto para fans hubiese sido excelente, va a dejar un sabor de boca raro entre el público asistente que esperaban escuchar un greatest hits. Con esto se termina mi Mad Cool 2023. Esta Edición la cierra mi compañera Andrea con The Prodigy.
THE PRODIGY
Andrea:
0:50 h. Cerrando el día y el festival entero en el segundo escenario, el Madrid is Life, tuvimos el placer de ver a los veteranos de la electrónica y el follón: The Prodigy. Más que de un concierto, fuimos testigos de una auténtica rave.

Un público entregado (y bastante cocido) recibía con alaridos a Leo Crabtee a la batería, Rob Holliday a la guitarra, Liam Howlett a los sintetizadores, y Maxim al micro. Estos dos últimos, leyendas vivientes.

Empezaron fuerte, con Breathe la primera en la frente y Omen la segunda, dejándonos a los fotógrafos (en el foso currando durante las tres primeras canciones) con la boca abierta y la rabia en las narices por no poder estar disfrutando de ellas como es debido. Un set largo y que les hace merecedores de su corona: 20 canciones clásicas (con una especial interpretación de Voodoo People que me conquistó), bailables y para desfasar. La combinación perfecta para cerrar una nueva edición del Mad Cool Festival.
Equipo Rock Culture:
Y con esto el equipo de Rock Culture se despide de esta edición 2023 de Mad Cool, pensando ya en la 2024.
Lo bueno: Hemos descubierto grandes bandas y salimos con la sensación de haber currado a tope para traer la mayor cobertura realizada de Mad Cool hasta la fecha. También metemos dentro de lo bueno el bolo de Queens of the Stone Age, que fue memorable.
Lo mejorable: El aforo del tercer día sobrepasó el umbral de la comodidad en el recinto y evidenció la falta de más WC y mejores accesos. La operación policial de corte y bloqueo de todas las calles del polígono no favoreció en absoluto la experiencia. Si en Valdebebas se podía aparcar por el barrio, aparcar en un polígono debería ser mucho más sencillo. Muy mal por la policía local.
Con todo y con eso, hemos disfrutado mucho de esta edición de 2023, sabiendo que Mad Cool siempre pone foco en aspectos a mejorar, como hicieron en 2019. Y dando gracias por tener uno de los festivales más importantes a nivel mundial en España.
Gracias Mad Cool y especialmente a todo el equipo humano que hay detrás. Empezando por el gabinete de prensa que nos hace sentir como en casa. También a loc compañeros de otros medios, que siempre da alegría reencontrarse en Mad Cool como si de una gran familia se tratase. Es lo que nos llevamos en la mochila, los buenos momentos, las risas… Y el bolazo de Queens of the Stone Age!!!
¡Nos vemos en 2024, con más y mejor!