Crónica | Visor Fest 2022 : Un festival de música donde lo principal sea, por paradójico que parezca, la música.

Crónica: Visor Fest 2022

Este fin de semana tuvo lugar en la Fica de Murcia el Visor Fest, festival de dos días cuyas ediciones anteriores se celebraron en Benidorm. Un servidor sólo pudo acudir el viernes 16, por lo que mi crónica se limitará a lo que pude ver, escuchar y sentir aquella tarde-noche.

Frente a la moda imperante de saturar los festivales con carteles que son imposibles de seguir, Visor Fest permite, mediante un cartel manejable, que puedas disfrutar de todos los conciertos como si estuvieras en una sala de conciertos. Nada más llegar al recinto me di cuenta de lo cuidado que estaba, con barras abundantes y un único escenario. Eran las 18:45, no tuve que hacer nada de cola y a las 19:00 estaba ya en primera fila, cerveza en mano, viendo como Antonio Arias y los suyos salían puntuales a escena.

Cartel Visor Fest Murcia

Lagartija Nick

Lagartija Nick

son unos supervivientes de la rica escena granadina que, con su mezcla de rock alternativo y post-punk, nos han regalado ininterrumpidamente desde su debut (Hipnosis, 1991) 15 discos muy disfrutables. Me sorprendió para bien ver como nueva incorporación de la banda a Víctor García Lapido, guitarrista de 091 (formación que dejó Arias curiosamente para formar Lagartija Nick) el cual, junto a los clásicos marca de la casa Juan Codorniu y David Fernández, forman un cuarteto de lo más contundente y compacto.

Antonio Arias, muy comunicativo durante todo el concierto, nos hizo viajar durante la hora y media que duró el concierto por gran parte de las etapas de la banda. Centrándose en Los cielos cabizbajos (2019), el último disco de la banda que parte de ideas que tenía su hermano Jesús Arias, guitarrista y compositor de TNT (que falleció en el 2015), fueron también disparados himnos de la banda como Estratosfera, 20 versiones, Nuevo Harlem o Esa extraña inercia (anfetamina) que hicieron las delicias de los asistentes más puntuales que allí nos agolpábamos. Mención especial merece la impresionante versión que nos ofrecieron de Ciudad sin sueño, poema “musicado” que formó parte de Omega, esa obra maestra que se despacharon junto a Enrique Morente en el año 96, a cuya memoria dedicaron la canción.

Lagartija-Nick
Fotos: Visor Fest | Luis Pérez Contreras

Emotivo contundente concierto de una banda que siempre ha tenido presente la obra y memoria de García Lorca, José Val del Omar y sus orígenes granadinos.

Pude comprobar, mientras amenizaba Fantabulosa DJ con su fantástica sesión noventera, que llegar a la barra y pedir una cerveza seguía sin ser una maniobra peligrosa. Se notaba que cada vez más gente llenaba el recinto, lo cual no supuso en ningún momento agobio alguno. De hecho, pude volver a primera fila para ver como los propios integrantes de Mudhoney realizaban el chequeo de sonido previo a su concierto.

Mudhoney

Mudhoney

son historia viva del rock. Me sentí muy emocionado de poder disfrutar en primera fila de los creadores, de forma totalmente no premeditada, de la etiqueta de lo que se llamó en los años noventa “grunge”, ese estilo de punk-rock tan diverso proveniente de la fría Seattle, popularizado y capitaneado por Nirvana, y que tanto nos dio a los adolescentes inquietos de aquella época.

La formación del cuarteto de Seattle se ha mantenido invariable desde la salida de la banda en 1999 de Matt Lukin (mítico bajista que también fundó los seminales Melvins en 1982) por Guy Maddison. Y se nota, pues pude comprobar que Mark Arm, Steve Turner, Dan Peters y Guy Maddison siguen siendo una apisonadora en directo.

Con la progresiva When Tomorrow Hits (perteneciente al disco que publicaron en 1998 de mismo nombre que la banda), dieron comienzo a un salvaje concierto de más de 23 trallazos que dividieron en dos partes. Durante la primera, abiertas con In ‘n’ Out of Grace y Nerve Attack, nos apabullaron con una colección de clásicos que, por lo menos a mi, me ha dejado dolor de cuello durante dos días. Se despacharon casi entero su imprescindible Superfuzz Bigmuzz, editado allá por el año 1988, el hit Touch me I´m Sick y la retorcida Sweet Young Thing Ain’t Sweet No More fueron las canciones más coreadas por el público.

Mudhoney
Fotos: Visor Fest | Luis Pérez Contreras

La segunda parte comenzó cuando Mark Arm dejó aparcada su gretsch y se centró en berrear (todavía más) y dejó sacar su lado más Iggy Pop. La banda se tornó en un sonido incluso más cavernícola que en la primera parte, demostrando que la principal influencia de la banda siempre ha sido The Stooges. La velada fue cerraba con One bad actor, de su magnífico Morning in América (2019). Se les vio disfrutar y con ganas de seguir diciendo cosas. Salvaje concierto que dejó descolocado a algún que otro seguidor de la banda que vendría a continuación.

Mientras Pepe Lee DJ descargaba su sesión, aproveché para hacer una parada en FBI “Freak Truck” para meterme entre pecho y espalda una hamburguesa “Visor Fest”. Y menos mal, porque la misma me insufló la energía necesaria para seguir, ya que los de Seattle me habían consumido bastante.

The Waterboys

Por el llenazo que percibí (sin agobios de ningún tipo), caí en la cuenta de que la mayoría de la gente había venido a ver a The Waterboys. La formación escocesa, activa desde el año 1981 y liderada por Mike Scott, apareció en escena con los acordes de la sureña Where the Action Is, canción que abre el disco del mismo nombre que publicaron en 2019, seguida de Glastonbury Song, de Dream Harder (1993). El sonido era increíblemente nítido (en todas las actuaciones, pero especialmente en esta) y la comunión con el público no cesó en ningún instante. Ladbroke Grove Symphony supuso uno de los momentos más espectaculares ya que fue el momento que eligió Brother Paul (el peculiar teclista de la banda) para marcarse un virtuoso solo de “keytar”. El combo escocés no dejó de brillar en ningún momento, con un rock preciosista que hacía las delicias de los que nos agolpábamos en La Fica bajo la luna. Hasta que llegó uno de los momentos más álgidos con Fisherman’s Blues y, sobre todo, con The Whole of the Moon, hit generacional perteneciente a This is the sea (1985). La versión de los Stones Dead Flowers y How Long Will I Love You? cerraron un brillante concierto de unos The Waterboys realmente en forma.

The-Waterboys
Fotos: Visor Fest | Luis Pérez Contreras

Volví para recargar la pulsera y pedir alguna cerveza más en la barra. En este momento pensé que era de las personas de menos edad que habían acudido al festival, lo cual me hizo sentir bien. Y bastante pues llevo una temporada en la que normalmente es al revés. Disculpen que a veces piense en voz alta.

New Model Army

Y a la hora pactada (los horarios se respetaron a rajatabla) salió la última banda de la noche, los británicos New Model Army. El oscuro combo de Bradford salió a escena con I love the world, canción que también abría Thunder and Consolation (1989). La formación, activa desde el año 1980 e iniciada por Justin Sullivan, sonaron convincentes y muy metidos en su papel. Durante el show fueron ejecutadas canciones de todas las épocas de la banda, pasando por discos imprescindibles para cualquier seguidor de sonidos post-punk procedentes de las islas británicas como Impurity (1990), The Love of Hopeless Causes (1993) o de obras más recientes de la banda como Between Wine and Blood (2014) o From here (2019). Mención especial merece el momento en el que Sullivan dejó su gibson para rasgar con guitarra acústica los acordes del himno 51st State (que fue coreado por prácticamente toda la audiencia) o el momento “space rock” de Before I Get Old. Gran concierto cerrado por Poison Street, hit perteneciente a The Ghost of Cain (1986).

New Model Army
Fotos: Visor Fest | Luis Pérez Contreras

Tuve que irme a mitad de la fantástica sesión que Fran Lenares ofreció para cerrar el festival. Llegué a casa con muy buen sabor de boca pensando que todavía es posible organizar festivales de música donde lo principal sea, por paradójico que parezca, la música. Tomemos nota del Visor Fest.