Cuando a Freddie Mercury le diagnosticaron que era portador de anticuerpos del temible virus del SIDA, su vida giró de manera drástica. El gran divo del rock comenzaba un progresivo declive en cuanto a su salud y forma física pero no musical, ya que durante los últimos años de su vida fue capaz de continuar grabando con Queen los que serían los últimos discos de la banda británica, incluso dejando obras póstumas para cuando llegara el fatal desenlace de su muerte. El maldito VIH era por entonces en los años ochenta una guillotina mortífera difícil de evitar. Pocos eran los avances y curas que se podían proporcionar a los enfermos. De ahí que el bueno de Freddie asumiera su situación y decidiera seguir adelante con lo que mejor sabía hacer: rock.
Tras el fantástico concierto en el Live Aid después de una época convulsa con un triste The Works Tour, el Rock in Rio y una más que problemática gira por Sudáfrica en pleno apogeo del apartheid que conllevó un bloqueo cultural al país africano por parte de la ONU y que Queen se saltó a la británica, en junio de 1986 se publica A Kind of Magic que fue capaz de mantenerse en el número 1 de ventas en Reino Unido durante varias semanas. Se trataba de un disco con una columna vertebral de temas para la película Los Inmortales, si bien también había canciones que no tenían nada que ver con la temática de la película.
Así pues, en julio comenzó el Magic Tour que llevaría a Queen a recorrer Europa por varios estadios de fútbol. Recordables son las dos fechas del 11 y 12 de julio en las que los británicos dejaron para la posteridad sus míticos conciertos en el ya desaparecido estadio de Wembley de Londres ante más de setenta mil personas cada noche. Y España no iba a dejar de ser menos que el resto del continente y también tuvo la oportunidad de disfrutar del rock sano que la banda inglesa ofrecía en ese momento, después de la última visita en 1979. Ofrecieron una entrevista para Informe Semanal de TVE, algo sorprendente ya que no eran muy propensos a ello. En ella, el bueno de Freddie alababa a Montserrat Caballé.
Tras pisar tierras barcelonesas dos días antes, el 3 de agosto de 1986 Freddie Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor, acompañados esa noche por Spike Edney a los teclados, se presentaban en el madrileño estadio del Rayo Vallecano ante veinticinco mil almas que se agolparon sobre el magnífico escenario que lo británicos montaron para esa gira. Aunque este dato fue el oficial (el estadio tenía en aquel momento capacidad para veinte mil espectadores durante un partido de fútbol) los organizadores no dudaron en ofrecer la cifra de casi cuarenta mil entradas vendidas, lo que explicaba que el público estuviera apretado sobre el verde manto de césped del estadio de la calle Payaso Fofó. El precio de las entradas supuso un desembolso nada económico para la época de dos mil cuatrocientas pesetas del momento. Por mucho menos dinero se podía haber visto durante ese verano en Madrid a otros grandes artistas. Pero el que adquirió la entrada lo hizo consciente de que «la reina» había vuelto y lo hacía a lo grande, con un Freddie Mercury mágico y potente, adquiriendo su pose y status de semi-dios que lo elevaría al Olimpo de la historia de la música.
Tras la actuación de los teloneros Craaft, alemanes de voz potente, guitarras agudas y buena batería que hacían un más que correcto AOR/Hard Rock, con una hora de retraso sobre lo previsto y acompañados de luces blancas cegadoras, en contraposición a las numerosas bombillas de colores del escenario, y de grandes explosiones de humo, Queen no dudó en comenzar su actuación de la manera más dura que sabían: One vision, Tie your mother down, Seven seas of Rhye…. Todos temas explosivos que dieron paso al repertorio más melódico de la banda con Under pressure, I want to break free, Bohemian rhapsody…. Para concluir con sus temas más clásicos y partícipes de un bello final como Radio ga ga, We will rock you, Friends will be friends o We are the champions.
No sabemos si Freddie Mercury era conocedor ya en aquel momento de su enfermedad (se supone que sí, aunque a día de hoy hay todavía otras versiones), pero su actitud en el escenario ese día y durante toda la gira hacía presuponer que sí. Apareció con un traje blanco de militar decimonónico, acompañado por su bastón-micrófono que hacía moverse a las masas a su compás. Berreó con distintos coros al público, que siempre le contestaba entusiasmado y entregado a su líder, a la vez que era capaz de enternecer con sus baladas a todas las almas que aquella noche acudieron a tal espectáculo. Se cambió a su característica camiseta blanca de tirantes. Se envolvió en una bandera mezclada con la enseña británica y española que hizo que el público acallara la música con sus gritos. A la finalización del espectáculo y mientras sonaba God save the queen, con capa y corona de monarca y su bastón-micrófono a modo de cetro, se descubrió en señal de reconocimiento a todos los asistentes en el estadio vallecano. Antes de abandonar el escenario, visualizó todo el estadio que jadeaba de éxtasis tras el concierto a modo de agradecimiento, pero también con la satisfacción de haberlo dado todo, como si fuera consciente de lo que se avecinaba.
Y es que dos días después actuarían en Marbella, para dar por concluida la gira el 9 de agosto en Londres ante 120.000 personas en Knebworth Park. Así pues, el concierto en Vallecas fue el antepenúltimo conocido de Queen con la formación original y al completo, pues después de este tour, y aunque la banda siguió editando discos (The Miracle e Innuendo) no volvieron a pisar un escenario por las causas por todos conocidos. Los asistentes en Vallecas esa mágica noche, fueron testigos de uno de los momentos más épicos de los conciertos realizados en España en los ochenta, no sólo por la calidad, sino por lo sentimental que llegó a ser sin saberlo.
Porque como perfectamente describía Santiago Alcanda en la crónica del diario El País del día siguiente «El espectáculo de Queen es sin duda prototipo de los conciertos masivos del rock triunfante de nuestros días, donde la imagen viva y el sonido grandioso y sobre todo perfecto es imprescindible».
El set list de esa noche fue el siguiente:
- One vision
- Tie your mother down
- In the lap of the gods
- Seven seas of Rhye/Tear it up
- A kind of magic
- Under pressure
- Another one bites the dust
- Mustapha
- Who wants to live forever?
- I want to break free
- Impromptu
- Brighton rock solo
- Now I’m here
- Love of my life
- Is this the world we created?
- (You’re so square) Baby I don’t care
- Hello Mary Lou (Goodbye heart)
- Tutti frutti
- Bohemian rhapsody
- Hammer to fall
- Crazy little thing called love
- Radio ga ga
- We will rock you
- Friends will be friends
- We are the champions
- God save the queen