Reseña: Greta Garbo, el resurgir de Bunbury

Greta Garbo es el último trabajo de Bunbury, el resurgir del cantante tras un proceso crítico al anunciar su despedida de los escenarios el pasado año.

Greta Garbo, el resurgir de Bunbury

No es nada fácil enfrentarse a la reseña de Greta Garbo, el último trabajo del aragonés errante Enrique Bunbury, tras anunciar que abandonaba los conciertos por motivos de salud y cortar radicalmente la carrera junto a Los Santos Inocentes, este 2023 volvió a la acción con este disco, aparentemente sencillo, pero rico en matices y que ha supuesto multitud de opiniones encontradas.

Producido por Adán Jodorowsky en México, en esta ocasión Bunbury ha contado con músicos distintos lo que rompe primeramente los esquemas de quienes llevamos tantos años viendo su evolución y creímos verle alcanzar el culmen con una formación tan estable.

El nombre del disco es una auténtica declaración de intenciones, pues la actriz también dio un paso al lado en el cenit de su carrera, tal y como se debió sentir Enrique Bunbury el pasado año.

Abre el disco la potente Nuestros mundos no obedecen a tus mapas, todo un canto a la rebeldía contra un sistema establecido, donde la base es constante, como una caja de ritmos que evoca los tiempos de Posible, pero con ese matiz más sucio en las guitarras, con un saxo acompañando de forma sutil, un tema rockero para los que echaban de menos esa faceta del cantante.

De pronto nos sorprende con un tiempo más tranquilo con matices al más puro estilo The Beatles, más limpio y suave, pero con una potente letra en Alaska, de esos temas que solo alguien como Bunbury puede componer y defender con actitud.

A modo de presentación de este disco llegó en su momento Invulnerables, una canción con mucho sintetizador, base lineal sin demasiada pretensión más allá de las voces de Bunbury. Con este tema como presentación del disco me temí lo peor, sin embargo, cuando se escucha con calma va ganando poco a poco enteros.

Una de las mejores canciones del disco es Desaparecer, un tema emotivo donde el piano acompaña perfectamente a la voz que conecta con una letra de tintes autobiográficos y en la que podemos sentir esos tiempos confusos que debió vivir en sus carnes Bunbury al ver que todo se truncaba y tenía que buscar cómo resurgir.

De pronto nos aparece Para ser inolvidable, un tema con aires funky en las guitarras y el bajo, un piano eléctrico que lleva el peso de la canción y que sirven de perfecto colchón a la voz y a una letra llena de crudeza.

Un tema al más puro estilo Hellville Deluxe se nos presenta bajo el nombre de De vuelta a casa, un medio tiempo sincero, con un estribillo más enérgico y lleno de actitud, donde el bajo lleva mucho peso, como en los últimos trabajos junto a Rober Castellanos, donde cuesta mucho no hacer comparaciones y con un solo de guitarra elegante.

Un tema más oscuro, que puede recordar a los tiempos de Expectativas es La tormenta Perfecta. La canción va poco a poco creciendo y ganando intensidad sin carencias, con un Bunbury que suelta rabia a cada frase, como si de un ejercicio de purga interior se tratase.

Con Autos de choque nos encontramos con otro tema que, sin pretensiones de convertirse en un clásico en la carrera del zaragozano va directo como un uppercut a la conciencia, directo a remover conciencias.

Guitarras eléctricas y ritmos latinos al más puro estilo Licenciado Cantinas es el Armagedón por compasión, una canción que va progresando lentamente, macerada y madurada en el medio tiempo con frases como Con el temor de no hacer todo el canon que sea necesario para sanar, Bunbury expone su sensación liberadora que ha sido este disco.

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Foto Pedro Hernández @picfromthepit

Una cosa poco habitual es cerrar un disco con un tema largo, y en este caso Corregir el mundo con una canción muestra que se pueden romper las normas no escritas y hacer un cierre bestial. Nos encontramos con un tema muy ambiental, donde el saxo recuerda a los discos pandémicos de Posible y Curso de Levitación Intensivo, mientras que unas guitarras llenas de efectos amortiguan la carga de una letra oscura y llena de intensidad, mientras bajo y batería van a un ritmo constante, casi procesionario

No cabe duda que, a estas alturas de su carrera, Greta Garbo no es sino una vuelta más de tuerca en la evolución de Bunbury, un disco que hay que saber ubicar en el espacio y el tiempo que supone su llegada y que esperamos con ansias ver defendido en directo el año que viene en los pocos conciertos que ha decidido volver a hacer. Celebremos su retorno.