Reconozco que me ha costado decidirme al respecto de cómo enfocar la crónica de lo acontecido el martes 04 de abril de 2023 en la Sala Gamma de Murcia. Es la primera vez que me pasa, lo reconozco.

Polémica, gran poder de convocatoria y decepción.

Esa noche W.A.S.P. dieron el tercer concierto del paso por España de su gira de 40 aniversario. Al día siguiente la cancelación in extremis de la cuarta y última fecha que iba a tener lugar en Bilbao no hizo más que avivar la llama que llevaba tiempo encendida, y dar razones para alimentar la fama que precede en los últimos años a Blackie Lawless, como miembro fundador, frontman y único capitán del barco, más que a la propia banda.

Si has llegado a leer hasta aquí, te aviso que esta crónica no es un ejercicio de crítica feroz -que tan sólo por ser objetivo podría parecerlo-, ni tampoco una omisión de detalles y palabras adornadas que disfracen los hechos de un concierto que, a poco que conocieses la trayectoria del Sr. Lawless y sus giras desde hace bastante tiempo, era más que predecible. Sin ir más lejos, dos días antes habíamos estado en su concierto en la Sala Riviera de Madrid:

En Murcia, la Gamma también abrió sus puertas puntualmente, a las 20:15 hrs. como estaba previsto, y con gran afluencia de público, la mayoría incondicionales, nos congregábamos allí los fotógrafos y redactores de prensa frente a un escenario que invitaba al optimismo, con una decoración bastante pintoresca entre enormes carteles al más puro estilo Rob Zombie, calaveras, grandes cadenas, tres pantallas y presidido por ese híbrido entre esqueleto y motocicleta infernal llamado Elvis que esperábamos en algún momento cabalgase el ínclito Blackie Lawless.

Se cumplen las expectativas y el halo que acompaña a Lawless.

Pasados unos cuantos minutos  de la hora programada para el comienzo, y con el público ya impacientándose un poco, ingentes cantidades de humo empezaron a llenar el escenario en la antesala de la aparición de los miembros de la banda que, desde hace ya unos cuantos años, acompañan a Lawless. Hablamos del guitarra solista Doug Blair, el bajista Mike Duda y, el más reciente miembro, el batería ex- de Angra o Primal Fear, Aquiles Priester, que se incorporó a la banda en el Re-Idolized – The Crimson Idol 25th Anniversary World Tour de 2017.

Un servidor y los camaradas foteros allí presentes, a pesar de habernos «estudiado» un poco anteriores actuaciones para intentar captar lo mejor posible del evento, precisamente por esto ya veíamos cómo se confirmaban nuestros peores presagios. Mucho humo, unas luces saturadas entre fuertes tonos rojos y amarillos, unido a la total ausencia de luces blancas frontales -apenas destellos de los estrobos- hicieron de nuestra misión un trabajo de titanes.

Arrancaron con un medley de cuatro temas de los cuales tocaron un par de minutos de cada uno: On Your Knees / The Flame / The Torture Never Stops / Inside the Electric Circus, tras el cual abandonamos el foso con la amarga sensación de no haber podido tenido oportunidad de plasmar con calidad gráfica el rato que allí estuvimos. Pero en fin, es el show que presentan actualmente y si es la decisión del artista, nada que objetar. Acostumbrado a cubrir algunos conciertos de Black Metal y Metal extremo en general, no me pilló de sorpresa.

Blackie Lawless realizó la primera intervención breve recordando su anterior paso en 2017 y, con una aparente apatía que se hizo patente toda la noche, el concierto prosiguió con el guión que cualquiera que tuviese acceso y curiosidad a crónicas y setlist de esta gira se sabía ya de memoria. No obstante, el público estuvo entregado, pues W.A.S.P. fueron en su tiempo una banda importantísima en su generación y en el estilo de Glam Metal. Diferenciados por la crudeza de sus temas y sus presentaciones en directo, estaban más emparentados con un Alice Cooper, unos Lizzy Borden o Twisted Sister, maestros de la provocación, que con Mötley Crüe o L.A. Guns, por poner varios ejemplos de bandas afines.

Dicen que el que tuvo, retuvo, pero yo personalmente vi muy poco, al igual que la última vez que los vi en el Festival Leyendas del Rock de 2018, de aquel Lawless salvaje y provocador que me fascinó en mis años mozos.

Entre el humo, las (no) luces, la constante pose de estar pegado al micro tras el monstruoso pie de micro que comentábamos antes y del que sólo se apartaba para ponerse de espaldas al tendido mirando hacia el batería, poco pudimos verle la cara y tampoco descifrar en qué medida estaba haciendo uso de pistas pregrabadas -las famosas backing tracks que llevan usando desde hace décadas pero que ahora parece que indignan más a los puristas del directo-. Puedo apostar a que sí, sobre todo en coros y porque cuando participaban las voces de Duda o Blair, que tienen buena voz, se notaba la diferencia entre el sonido del micro en vivo y lo que estaba grabado.

 

De todas formas, puestos a ser prácticos, esto no es algo que suponga una pega importante para mí, máxime en vocalistas que ya tienen una edad. Realmente buscamos una buena experiencia en vivo, y si la tecnología ayuda a que así sea, tampoco hay que ser intransigente. De hecho, el público sin duda lo pasó en grande y hasta escuché a gente elogiando el estado vocal de Blackie, pues al fin y al cabo siempre van a preferir escuchar los grandes temas que se conocen de memoria de la manera más parecida al disco que con una voz decadente o sonido deficiente. En este sentido hay que destacar que los tres acompañantes de Lawless son excelentes músicos, especialmente Doug Blair, cuyos solos de guitarra destacaron por encima del resto.

Respecto al setlist, el gran «pero» de la gira, al no contar con banda telonera, duró poco más de 1 hora. Y para haberse centrado en los primeros discos de su carrera hasta el The Crinsom Idol, cosa que agradezco pues sinceramente no he escuchado nada de lo que han publicado después, se dejaron en el tintero un buen puñado de temas que lo hubieran convertido en una velada memorable. Sonaron las legendarias L.O.V.E. Machine y Wild Child,

Un tercio del concierto casi fueron tres temas y antes de que nos diésemos cuenta, el telón se bajó.

Tras este arranque llegó una parte central del concierto que mostró la fase compositiva más madura y conceptual de The Crimson Idol con The Idol y The Great Misconceptions of Me, temas más largos, donde la voz limpia de Blackie sonó con cuerpo – de nuevo no sabemos si ayudada de pista pregrabada-, y aunque arrancó con la calma del primer tema, nos despertó el excelente solo de guitarra de Doug Blair y acabó con un público ya desatado sobre todo con Chainsaw Charlie (Murders in the New Morgue).

De nuevo a los clásicos de su época salvaje con Blind in Texas , pero ¡ay, amigos! ahí llegó el teórico fin del concierto. Visto y no visto.

Como ya se sabía, para los bises siguieron con la temática provocadora de sus primeros discos, incluyendo unos vídeos y locuciones de las disputas que tuvieron con la censura en USA, que puestos a valorar, no aportaban nada al espectáculo e iban en detrimento de la música, que era lo que la mayoría de seguidores que estaba allí querían escuchar. Puedo apostar a que mucho menos de la mitad entendían lo que se estaba reproduciendo por los altavoces de la sala….

Con Animal (Fuck Like a Beast) y The Real Me, y el personal gozando, llegó de sopetón el verdadero fin del concierto, dejando sin tocar la última que llevan tocando en toda la gira y que hubiera sido fuertemente coreada: I Wanna Be Somebody, pero Blackie parecía estar ya cansado y con un lacónico «good night» se despidió de su parroquia desconcertada abandonando el escenario renqueante. Se les estuvo esperando durante unos minutos, pero cuando el equipo de producción comenzó a desmontar acabaron las esperanzas y llegaron los lamentos y las críticas.

No sabemos hasta qué punto esta gira tendrá efecto negativo en futuras venidas a nuestro país de la banda, pues como he dicho, los asistentes en su inmensa mayoría eran incondicionales y, a pesar de escuchar y leer fuertes críticas, también han habido diversas voces conciliadoras que, en un tono condescendiente comentaban que «Blackie es así y hay que quererlo como es». Gente como él o Dave Mustaine se han labrado ese aura que, aún no sabemos hasta cuándo les durará pero que ahí les mantiene como personajes importantes y de culto en la historia más auténtica de esto que llamamos Metal.

A mí personalmente ni me decepcionaron ni tampoco emocionaron. Quizás por haberlo vivido desde una postura más profesional que de fan, y porque la primera vez que los vi, en el Tour de 30 Aniversario, Blackie estaba un poco en mejor forma y sobre todo con otra actitud (juzguen ustedes en este vídeo:https://youtu.be/YkPoCD2qV_Q ). Pero bueno, me quedo con lo positivo, que siempre es tener el privilegio de disfrutar del paso de estas giras por Murcia, y que dure.