1991 fue un año en el que se publicaron discos muy especiales en casi todos los estilos musicales y particularmente en los que engloba el Rock. Algunos de ellos marcaron una época, otros comenzaron una trayectoria y también los hubo que supusieron el fin de otra. «30 años de…» es nuestra manera de rendir homenaje a esas obras musicales compartiendo con nuestros lectores y lectoras la huella que han dejado en nuestro equipo de redacción. Y ya de paso, recordar tiempos en los que la música que nos mueve a formar parte de esto ocupaba el lugar que se merece. Un ejercicio de nostalgia, reconocimiento y celebración. Y para ti que nos lees, ¿qué supuso ese disco en tu vida?
Hoy se cumplen 30 años del lanzamiento de Blessed are the Sick de Morbid Angel, segundo álbum de los de Tampa. En un año de convulsa situación geopolítica, la banda se encontraba con la titánica tarea de superar su épico primer álbum Altars of Madness, un disco que habría revolucionado la escena metal y que había llamado la atención a todos los seguidores del Thrash de la época. Morbid Angel se aventuraban a explorar sonidos mucho más oscuros y perturbadores que los grupos de metal de aquel entonces y eso, por supuesto, no pasó inadvertido entre los amantes de los sonidos más extremos. Su segundo trabajo no podía quedar atrás. Tenían que presentar algo a la altura de su primera criatura, y en esta ocasión, dieron en el clavo.
Para este disco vamos a contar con una reseña detallada y completa de la mano de nuestra redactora Carina RS. Al mismo tiempo, nuestro compañero Julio Gómez no ha querido perder la ocasión de manifestarnos sus impresiones contestando al cuestionario habitual de esta sección:
Comenzamos con la reseña por Carina RS
Con sonidos algo más lentos y pesados, en ocasiones coqueteando con el Doom-Death, pero siendo fieles al estilo que presentaron con su predecesor, con guitarras rápidas y afiladas, baterías de infarto y voces de ultratumba, este álbum supuso la confirmación, sin lugar a dudas, de que Morbid Angel se constituiría como uno de los principales grupos del género Death Metal.
Blessed are the Sick se presentaba justo este mismo día hace 30 años, con una preciosísima portada: la pintura Les Trèsors de Satan de Jean Delville. No podrían haber encontrado una portada más representativa.
El disco comienza con un estruendo de guitarras y sonidos aterradores con el corte de inicio Intro.
Fall From Grace comienza lento, con guitarras pesadas y amenazantes, para luego dar paso a una batería rapidísima y a la locura sonora y oscura característica de Morbid Angel. En ella nos relata un descenso a los infiernos de lo más tentador. Los cambios de ritmo y la pesadez del sonido que combina a la perfección con los momentos más rápidos, acelerados y extremos forman el cóctel perfecto para disfrutar de una entrada al averno como se merece.
Con una furia inusitada comienza Brainstorm, al más puro estilo del Ángel Mórbido. Este tema, que nos deja sin aliento, prácticamente no da respiro. Una vez más en este corte hacen referencia a la llegada al infierno de un alma maligna y condenada. Parece que después de todo, el averno no es un lugar tan incómodo como nos lo han vendido.
Rebel Lands da comienzo con un salvajismo fuera de serie. Uno de mis temas favoritos del disco sin duda. Un corte en el que la letra hace apología a la guerra, la sangre y la destrucción, al igual que los instrumentos que también evocan esa sensación terrorífica con su lenguaje violento y sombrío.
La instrumental Doomsday Celebration nos hace bajar un poco el ritmo frenético con sonidos perturbadores y lúgubres.
Day of Suffering es un corte brutal y de una rapidez sobrecogedora de apenas dos minutos de duración. Una bofetada en toda la cara que nos recuerda por momentos al espíritu del Altars of Madness.
Comienza lenta y pesada Blessed Are the Sick / Leading the Rats. Los sonidos pesadísimos y lóbregos nos llevan a un “mundo de enfermedad” y pecado, donde reina el desasosiego y la desesperación. Finalmente, la increíble voz de Vincent sentencia: “Nocturnal beast inside, Is void of light, And empty, shall remain”, para finalizar con una preciosa melodía de flauta como si de un fauno oriundo de ese reino enfermizo se tratara.
Thy Kingdom Come comienza vertiginoso y atroz. Ritmos acelerados, guitarras inhumanas, y la voz feroz y tétrica de Vincent clamando por la venida de un reino oscuro y diabólico. Precioso.
Continúan dando caña con Unholy Blasphemies. La más pura esencia del Death Metal aderezada con altas dosis de ocultismo. Un tema revienta-tripas que hace las delicias de los más adeptos al género.
Se abre paso Abominations otro de mis cortes favoritos del disco. Un tema alentador donde los haya, perfecto para empezar cualquier día con un buen café y una buena dosis de motivación. Te atrapa y te escupe en la boca del mismísimo infierno.
La preciosa instrumental Desolate Ways nos da algo de cuartelillo antes de que la vorágine de The Ancient Ones nos sumerja en la atmósfera diabólica e infernal de esta brutal y febril locura que es este disco que nos atañe. Destacar en este tema el excelente trabajo del bajo que se hace notar con fuerza.
El disco finaliza con In Remembrance un tema instrumental en el que el piano es el encargado de cerrar de nuevo las puertas del averno.
Al finalizar el disco, la impresión que le deja a uno, es de haber regresado de las fauces del báratro, despeinado, con la ropa hecha jirones y aún oliendo a azufre. Maravillosa sensación.
Con este disco definitivamente se coronaron como uno de los grupos más influyentes del género.
La maestría compositiva demostrada por Trey Azagthoth en este álbum es innegable. El tándem formado por Azagthoth (guitarra, teclado), David Vincent (bajo, voz), Richard Brunelle (guitarra) y Pete Sandoval (batería) funciona como una diabólica máquina perfectamente engrasada capaz de transportarnos a los abismos más terroríficos y placenteros.
Un disco que dejó huella sin lugar a dudas en la escena de la música extrema y en la historia del Death Metal.
A continuación, nuestro compañero Julio Gómez nos cuenta también su experiencia con este disco contestando a las siguientes preguntas:
¿Cuándo escuchaste el disco por primera vez?
Allá por el 96, a los diecisiete. Estaba en plena fase de inmersión en esto del death metal y por aquella época lo tenía todo por descubrir. Morbid Angel es una de las bandas más prestigiosas del death metal norteamericano, así que estaban en mi punto de mira.
¿Qué te aportó o qué te inspiró el disco?
Aquel disco lo tenía todo: agresión, densidad y una sensibilidad retorcida. Morbid Angel eran una banda oscura, con una imagen satánica bien elaborada y que parecía honesta, nada de shock rock ni trucos publicitarios (como Deicide). Por aquel entonces a chavales como yo todavía nos impactaba aquel tipo de parafernalias. Escucharlos fue una experiencia intensa, había algo de peligroso y prohibido en aquel sonido.
¿Fue tu primer disco del artista?
Lo primero que escuché de ellos fue un tema del Altars of Madness en un mítico recopilatorio de Earache, el Grindcrusher, pero el primer disco que me compré (¡en cassette!) y escuché de cabo a rabo fue el Covenant.
¿Crees que es el mejor disco de su carrera?
Con Morbid Angel es muy difícil decir. Tienen muchos discos importantes: Altars of Madness, Covenant… Seguramente Blessed Are the Sick sea el más redondo y el que mejor sintetice las cualidades e intenciones de su música.
¿Cuál es tu canción favorita del disco?
Fall from Grace
y Day of Suffering, me veo incapaz de escoger entre ambas.
¿Qué importancia crees que tiene tanto en su contexto generacional como en la influencia que tuvo después?
Con Blessed are the Sick, Morbid Angel pretendían demostrar que el death metal puede ser una expresión artística válida y seria. La portada, un cuadro de Jean Delville, es toda una declaración de intenciones a este respecto. Todo esto del death metal como arte ahora puede parecer de perogrullo pero a principios de los 90 era todavía un género ampliamente despreciado e ignorado. Covenant, su siguiente disco, fue el primer álbum de death metal en ser aceptado fuera del underground.