Foto de Carl Battams en el ATG Festival

‘Las bandas destacan en una jornada algo empañada por la cantidad ingente de lluvia. Thank You Scientist, Russian Circles o The Ocean brillan con su música potente y elegante.’

 

Tras un primer día de puro oro musical y plenamente disfrutable, llegaba el viernes, donde se desataba el caos en la aparentemente apacible Fernhill Farm. Aun así, esto no afectaba a las brillantes actuaciones del día que, a excepción de unos cuantos conciertos, se produjo sin altercados. La culpa de esto era del clima británico, el cual nos ofreció una cantidad ingente de lluvia que, hablando con los locales, no tenían precedente en la historia del festival. A causa de esto, nuestro trabajo se vio algo perjudicado a causa de la dificultad para moverse entre escenarios debido al barro o, directamente, de salir de las carpas a causa de momentos puntuales de mucha lluvia. Por lo que, si notáis que en esta crónica se echan faltan algunos conciertos, es debido a esto.

 

A. A. Williams.

Foto de Jonathan Dadds.

El día comenzaba con la actuación de A. A. Williams. Era uno de los conciertos que más ganas tenía de ver a causa de lo emocional de sus composiciones. Acompañada de toda su banda, la compositora británica supo transmitir todas esas emociones de su música en directo, sin perder ni un solo ápice de introspección. A pesar de ser las 11 de la mañana (sí, las 11 de la mañana) y de las condiciones climáticas, la vocalista y guitarrista logró reunir a un buen numero de asistentes que, aun estando algo adormilados disfrutaron enormemente de su música calmada pero densa y llena de destellos preciosistas. Sonando de forma espectacular gracias a contar con toda la banda, A. A. Williams tocó canciones de su primer y único EP como Control o Cold.

Standards

El público absorto ante el talento de Standards (Foto de Sam Lees)

Tras esto, no pudimos asistir a ningún concierto hasta Standards. Este dúo típico de math rock procedente de Estados Unidos nos dejó absolutamente impresionados. Culpa de esto la tienen dos factores que por lo general no suelen ir unidos, esto es la técnica de los integrantes y su edad. Ambos componentes tenían un dominio exquisito de sus instrumentos.

Aunque su música puede pecar de ser algo genérica y que topa con multitud de clichés, la perfección de su ejecución compensa con creces estos pequeños defectos. Siendo una banda bastante querida por la afinidad propia del festival para con estas bandas, Standards consiguieron un gran número de oyentes en el escenario principal. Uno de los momentos más graciosos de su show vino con un wall of life, en el cual los asistentes en vez de golpearse se abrazaron fuertemente. Bastante curioso al mismo tiempo que agradable.

Thank You Scientist

Thank You Scientist demostrando puro virtuosismo (foto de Joe Singh)

El día continuaba con una de las bandas más brillantes y que más entradas ha vendido del line-up este año. Estos no son otros que los simpáticos Thank You Scientist, todavía no muy acostumbrados a los shows en Europa. Provenientes de Nueva Jersey, eran de las bandas más esperadas puesto que en su corta carrera sus distintas visitas a Europa han sido efímeras y tan solo por unos cuantos países. Por lo que, como era nuestro caso, esta sería la primera oportunidad seria de ver a la banda en un festival importante.

Todas estas expectativas acumuladas no surtieron el efecto contrario, sino que hicieron a Thank You Scientist uno de los mejores conciertos del festival. El sonido fue absolutamente impecable y no es algo que obviar, a causa de la cantidad de instrumentos que conforman la ecuación que resulta la banda americana. Con un núcleo de temas de su recientísimo Terraformer y pizcas de aquí y de allí como Blood on the Radio o My Famed Disappearing Act de su Maps of Non-Existant Places o Mr. Invisible de su afamado Stranger Heads Will Prevail lograron componer un set muy sólido que gustó mucho a todos los presentes.

Siendo en el escenario principal, congregaron a un gran número de público el cual disfrutaba de la música bailando, abusando de sustancias psicotrópicas o simplemente viendo el concierto. Bravo por estos chicos y por su increíble talento.

Birds in Row

Birds in Row encandilando al público (foto de Sam Lees)

Tras los americanos, no podíamos perdernos a nuestros queridísimos Birds in Row que, a pesar de haber visitado recientemente la península, ya teníamos ganas de ver de nuevo. Sin embargo, esto nos produjo un serio contraste con el concierto del ATG puesto que, desde mi punto de vista, no son una banda que gane mucho en un festival. Gracias a su particular intimismo, conseguido en Madrid gracias a una sala pequeña y acogedora adornada levemente con luces que producían un contraste dejando a los músicos en la penumbra. Esto generaba un efecto que centraba toda la atención en los músicos, cosa que en el ATG brilló por su ausencia.

Por supuesto, al ser una banda de hardcore punk, una sala pequeña también es favorable a crear ese sonido potente y sucio al mismo tiempo. Otra cosa que también se echó en falta en este concierto. El set fue algo más corto, de tan solo 35 minutos pero que dejó tiempo para sus canciones más potentes de su álbum We Already Lost the World, como Love is Political o We vs Us.

 

Antes de seguir con los conciertos centrales del día quiero hacer un pequeño paréntesis para todos aquellos que os preguntáis cómo se vive un festival fuera de España. En especial, por todos aquellos factores que solemos dar por hecho como el clima, vestimenta, forma de vivir los conciertos etc. Sin llevar esta reflexión muy lejos, ya que dedicaremos algún artículo extra a esto.

En primer lugar, algo característico del día en concreto es que no paró de llover desde la noche anterior. Las consecuencias en un festival de España en cuanto al terreno no serían demasiado graves puesto que la mayoría están bien situados. Por el contrario, las consecuencias para los conciertos serían devastadoras. Sin ir más lejos, muchos conciertos se suspenderían, el ejemplo más reciente fue este pasado Resurrection Fest, el cual no pudo reanudar sus shows hasta que la lluvia no cesó.

Respecto del terreno, es curioso comentar esto. En primer lugar, la ubicación del ATG es una granja por lo que, toda lluvia que caiga tendrá su repercusión en tierra, convirtiéndola en barro. Como una imagen vale más que mil palabras, os dejo las consecuencias de unas cuantas horas de lluvia en la Fernhill Farm.

Unas horas de lluvia en la Fernhill Farm (foto hecha por redactor)

Por otra parte, un hecho curioso es que el escenario principal está situado en un pequeño valle por lo que todo el agua se filtró hacia el interior de la carpa. El resultado fue que el barro no sólo estaba fuera de las carpas, sino también dentro. La sensación de ver un concierto pisando barro es cuanto menos curiosa, quizá no agradable, pero si curiosa. Debéis probarla. Esto puede parecer trivial y un mero condicionante de la forma de vivir un festival, sin embargo las repercusiones transcienden esto con creces. El ejemplo más claro de sus posibles consecuencias viene a continuación con el concierto de The Ocean.

The Ocean

The Ocean muy involucrados con su público (foto de Carl Battams)

Una vez aclarado el terreno por donde pisaban vuestros queridos redactores, tocaba ver el siguiente concierto del día. Este era otro de los más esperados, era el turno de la banda de metal progresivo, The Ocean. A causa de su brillante Phanerozoic I: Paleozoic el concierto era de los más multitudinarios. Claro que, como ya os he descrito, el panorama no era el adecuado y el concierto se vio asediado por multitud de problemas. A las 16:05, hora de comienzo del show, apenas estaban montando el escenario. Sin prueba de sonido ni tiempo apenas para calentar, el conjunto berlinés comenzaba su show con casi media hora de retraso. Tal y como dijo su vocalista, casi estuvieron apunto de cancelar, pero 5-6 horas de viaje ininterrumpido les trajeron al festival. Esto se debía a causa de la lluvia, por supuesto.

Con los ánimos algo caldeados por la situación, The Ocean supieron sobreponerse a la situación y ofrecer todo un espectáculo de concierto. Comenzando con su peculiar intro, The Cambrian Explosion, seguida sin tiempo para parpadear de Cambrian II: Eternal Recurrence, el público estaba totalmente en el bolsillo. Por supuesto, no podrían faltar temas de su disco más querido, Pelagial, como las dos primeras partes de Bathyalpelagic. Cerrando con su increíble Permian: The Great Dying, sólo podíamos ver a gente boquiabierta. Es increíble la capacidad de la banda de superponerse a tantos inconvenientes y ofrecer uno de los shows más sólidos.

Sin embargo, el concierto tuvo errores importantes de sonido al principio, cosa de no realizar la pertinente prueba. A esto se le suma el tener que cortar 5-10 minutos de show y eso que la organización del ArcTanGent se mostró bondadosa y accedió a cederles 10 minutos más de la franja estipulada. También cabría mencionar que la interacción con el público fue casi mínima a causa del tiempo. Sin embargo, esto fue salvado por el vocalista, Loïc Rossetti, el cual haciendo gala de sus dive stage dio prueba de que The Ocean estaban más presentes y más vivos que nunca. Si este fue el show que pudieron ofrecer con condiciones muy adversas, habrá que ver de lo que son capaces en el próximo tour junto con Leprous, en el que pasarán por la península.

65daysofstatic

65daysofstatic trayendo la magia al ATG (foto de Joe Singh)

Nosotros continuamos el festival con 65daysofstatic, una de las bandas más controvertidas a causa de su último concierto en el AMFest. A pesar de ser uno de los principales reclamos del festival, el resultado de su paso fue rápidamente olvidado por el público. Esto se debió a apostar por un show que deja de lado su característico post rock y que se centra en música más experimental. Como la compuesta en su proyecto de banda sonora del videojuego No Man’s Sky. Sin embargo, y por suerte para la mayoría del público, su show en el ATG fue un repaso de sus grandes temas y centrándose únicamente en lo más animado y virtuoso de la discografía.

Con una instrumentación de 10 consiguieron esa instrospección que sólo consiguen los grandes grupos del cartel como los propios Cult of Luna o Russian Circles. Predominando el uso del sintetizador y con una iluminación espectacular, 65daysofstatic hicieron las delicias de su enorme público que prácticamente saturó el escenario principal. Con un set compuesto por temas como Radio Protector de su One Time for All Time o Unmake the Wild Light o Prisms de su Wild Light trajeron la catarsis absoluta que cualquier banda desearía para su público.

Palm Reader

Palm Reader entre niebla (foto de Carl Battams)

Aún así tuvimos tiempo para disfrutar un rato de los británicos Palm Reader. Sorprende lo jóvenes que son para la calidad que desprende su música, similar a la de una banda perfectamente asentada. Con temas de su reciente y maduro álbum Braille, como Swarn o Internal Winter, dieron vida a los asistentes a su concierto. Desde los primeros acordes se formó un pequeño moshpit donde un pequeño numero de asistentes se divertía. Este hecho resulta llamativo por lo extraño de saltar y empujarse en un terreno prácticamente empantanado, que a más de uno le costó un disgusto y acabó envuelto en barro. También resultan extraños por la costumbre de ver en este festival a bandas de math-rock/ post-rock o metal progresivo donde no abundan estas prácticas.

También cabe resaltar la mención del vocalista, Josh Mckeown, a otras bandas hermanas que tocaban en el ATG como son Employed to Serve y Conjurer. Esto prueba la estrecha relación que tienen las bandas de una misma escena, donde grupos similares se dan pleno apoyo para crecer juntos, en vez de dedicarse a competir absurdamente. Palm Reader se despidieron dando las gracias y a nosotros nos tocaba ponernos capucha y chubasquero aventurándonos entre el barro para llegar a los próximos conciertos.

Black Peaks + Jamie Lenman

Jamie Lenman y el público como si de La Creación de Adán se tratara (foto de Carl Battams)

Este era uno de los conciertos estrella. Si a priori no puede parecer nada especial dado que Black Peaks suelen tocar asiduamente en el ArcTanGent, este año era diferente ya que, debido a la ausencia de Will Gardner, contarían con la inestimable ayuda del peculiar Jamie Lenman. Lo primero que resaltaba del show es lo pequeña que se les quedaba la carpa. No exagero si digo que es uno de los conciertos que más gente he visto en todo el festival. Si tienes en cuenta que estaba lloviendo y, por tanto, fuera de la carpa era absolutamente inviable quedarse a verlo, la gente estaba más concentrada si cabe. Además, el Yohkai Stage es aproximadamente la mitad que el escenario principal. Echad cuentas.

Obviando este tipo de cosas, el concierto fue una absoluta maravilla. Jamie Lenman no sólo clavó las canciones, sino que entretuvo y mantuvo obnubilados a los presentes con su particular performance. También pudimos escuchar canciones de su proyecto Reuben, en concreto Suffocation of the Soul y Everytime a Teenager Listens to Drum and Bass a Rockstar Dies. Esto sorprendió enormemente al público, los cuales únicamente podían esperar canciones de Black Peaks. Sin extendernos demasiado, la ecuación Jamie Lenman+Black Peaks= Uno de los mejores conciertos del festival, parece ser bastante representativa de la situación.

Russian Circles

Russian Circles fueron uno de los mejores conciertos del festival (foto de Joe Singh)

Repetimos proceso: capucha y al barro. Pero esta vez llenos de emoción porque era el turno de Russian Circles, otra de las bandas más esperadas del cartel. Sé que he dicho esto muchas veces, pero es que la calidad del line-up de este año es espectacular. El hecho de que no haya apenas tiempo entre cada bolo convierte esto en una suerte de gymkana en el que el premio son absolutos conciertazos. Es divertido pero agotador al mismo tiempo. Continuando con Russian Circles, vienen presentando álbum por lo que sabemos de antemano que esto va a ser espectacular y podremos oír cosas nunca antes tocadas.

Comenzando con algún problema de sonido grave que impide el desarrollo normal de alguna canción, el concierto pudiera parecer que no es de sus mejores actuaciones, sin embargo, rápidamente remontan y ofrecen al público un show excepcional. Pocas bandas consiguen tal sonido embriagador que te permitiría estar escuchando un concierto suyo durante las horas que fueren.

Pudimos escuchar prácticamente su reciente Blood Year en su totalidad, en el que destacaron canciones como Arluck o Milano. También pudimos escuchar temas muy queridos en su discografía como Afrika del Guidance o Harper Lewis y Youngblood, tema con el que cerraron, de su disco Station del que hay que reconocer que siento una absoluta devoción. Gracias a su música caracterizada por ser muy inmersiva volvimos a tener la sensación de que el tiempo se comprimía y que la hora de show apenas parecían diez minutos.

Frontierer

Frontierer trayendo el caos al ATG (foto de Jonathan Dadds)

Continuamos en el escenario Bixler (sí, como el célebre vocalista de The Mars Volta) con Frontierer. Con uno de los sonidos más duros del festival, el grupo escocés servía como transición perfecta entre Russian Circles, que nos dejaron sin palabras y los animados Battles. Ofreciendo ese punto de adrenalina y de liberación de energía, Frontierer aportaron la caña que el público necesitaba. Irónicamente, su disco más reciente Unloved no fue el centro de su setlist, sino su aclamado Orange Mathematics, copando gran parte del tiempo disponible. A pesar de ser una banda muy activa y con un sonido muy potente, a la larga resultaba algo aburrida por la poca variedad entre sus canciones. Llegando incluso a la monotonía que cualquier banda debería enfocarse en evitar.

Battles

Battles desplegando su técnica (foto de Joe Singh)

Llegaba el momento de poder ver una de las bandas más interesantes de todo el cartel. El dueto compuesto por John Stanier (batería) e Ian Williams (guitarras y teclado) era uno de los shows más esperados puesto que su concierto tenía calidad de cabeza de cartel, cosa que no es costumbre para los americanos en festivales europeos. De lo que se puede sacar en claro de este concierto es que, aun siendo el cabeza con menos público, defendieron ese puesto a capa y espada. Es increíble la genialidad del conjunto a pesar de contar, actualmente, con tan solo dos integrantes. El mítico John Stanier, que pudimos ver ayer pinchando algo de música en la Silent Disco, es todo un excéntrico. Con el ride por las nubes como si de un batería de jazz se tratara, el músico estadounidense dio un auténtico recital.

Los ánimos generales del público estaban bastante a su favor. A pesar del día duro que todos habíamos pasado, consecuente de llevar horas de pie, empapados hasta los huesos y embarrados hasta las rodillas incluso dentro de las carpas, todo el mundo quería disfrutar de un último concierto con los animados Battles. Si Carpenter Brut sirvió como precedente el día anterior, Battles demostraron que la electrónica es algo muy querido en este ATG.

Absolutamente todo el público no dejo de bailar y de cantar hasta la melodía menos llamativa de Battles. Incluso con el barro, una monumental conga se inició (quizá a causa de uno de los redactores de este medio) que llevó la fiesta por todo el recinto. El setlist de la banda estuvo compuesto de sus mejores temas y fue largo además de tremendamente disfrutable. Una de las canciones más punteras de la noche fue Titanium 2 Step, estrenada como single hace tan solo unos días. Por supuesto tampoco faltaron sus mejores temas como Atlas de su Mirrored o The Yabba de La Di Da Di.

ATG de noche. (Foto de Joe Singh)

Tras este concierto tan animado, pudimos cerrar uno de los días más fructíferos en cuanto a música se refiere pero, al mismo tiempo, uno de los peores a causa de las condiciones. Tocaba reponer fuerzas para el sábado. Se nos venían unos impresionantes Cult of Luna, los titánicos Meshuggah o los virtuosos ASIWYFA, concierto sorpresa de este año y cabezas del año anterior. Por supuesto que nuestro cuerpo estaba cansado. El ánimo del día no había acompañado pero nuestras ganas de seguir disfrutando con la música de este gran festival no cesaba.