Tarde de sábado. Nos encaminábamos a la sala Caracol para disfrutar, un año más, del Progstureo Fest. Como ya os hemos ido contando en artículos anteriores y especialmente en esta entrevista, la presente edición prometía. Y prometía mucho. Tanto es así, que media hora antes de la apertura de puertas ya había una larga fila de entusiastas dispuestos a pasar una buena tarde de progresivo en inmejorable compañía. Eso sí, la apertura de puertas se hizo de rogar por diversos problemas en la prueba de sonido. Cosa que no incomodó para nada al público pero que, sin embargo, trastocó algo los horarios previstos.
Kotebel
Con una media hora de retraso dieron comienzo los conciertos con la primera banda de la noche. Los madrileños Kotebel eran los encargados de abrir el festival. Su rock progresivo, de corte clásico pero con influencias que abarcan un amplio espectro resultó idóneo. Si por algo destacaban Kotebel es por su forma de componer música, que se ajusta a la perfección a la definición más manejada dentro de su género. Canciones largas, que evolucionan con el paso del tiempo, melodías complejas que se suceden sin una estructura muy común, virtuosismo en los instrumentos, etc.
De la última característica no dudamos ninguno. Es impresionante la cantidad de instrumentación que maneja el conjunto y lo muchísimo que trabajan en la técnica. Las líneas de bajo, los solos de guitarra o ciertos pasajes de teclado dejaron al público boquiabierto. Incluso la voz, sólo utilizada en algunos temas, conseguía recordar a King Crimson o Genesis, como auténticas bandas señeras del progresivo.
Si hay algún pequeño reproche que realizar a este concierto es un mínimo error de sonido, especialmente con el bajo, que dejó de sonar en medio de una canción. Aún así, el grupo se sobrepuso a la situación y consiguieron solucionarlo rápido a la par que resolvieron la canción con la elegancia que les caracterizaba.
Como todos ya sabemos, el festival se llama Progstureo y qué mejor forma de comenzarlo que con uno de los mejores grupos de progresivo de España y que mejor encarna su propia definición. Kotebel dejaron un buen sabor de boca y se despidieron del público entre numerosos aplausos.
Cró!
Llegaba el turno de los inclasificables Cró. Los gallegos son de lo más experimental y curioso que tenemos por nuestro país por lo que este concierto se antojaba como una auténtica incógnita en cuanto a expectativas. Ni que decir tiene que en cuanto empezaron a sonar, todos asumimos que iba a ser un espectáculo. El sonido, muy cuidado y de los mejores de la noche, era absolutamente impresionante. Claro que el Fender Rhodes aportaba una elegancia magna en el conjunto de la música.
Por otra parte, el bajo también tuvo algunos problemas de sonido en las primeras canciones, pero con el desarrollo del concierto se fue perfeccionando hasta entrar en consonancia con el resto de la banda y sonar estupendamente. El carisma de su guitarrista y voz también jugó un enorme papel en el concierto. Es una auténtica delicia que se pueda hacer música tan bien construida y trabajada, al mismo tiempo que tu banda tiene un toque desenfadado que encandila al público. El set estuvo centrando fundamentalmente en su último disco, Mounstruos que, si no lo habéis escuchado ya, os lo ponemos de deberes. El característico sonido no tiene precedentes en ninguna banda nacional. Esa particular fusión de una sonoridad analógica y jazzística con breves reminiscencias al santísimo Frank Zappa es única y exclusivamente suya.
Si hemos dicho antes que Cró eran toda una incógnita en cuanto expectativas, tras ver el concierto y haberlo digerido, sé perfectamente que son una banda con mucho futuro. Desde Rock Culture intentaremos estar al pie del cañón apoyando a esta increíble banda, en cualquier proyecto que inicien o en futuras apariciones.
Adrift
El festival continuaba con Adrift. Una de las mejores bandas que tenemos en España e icono del metal experimental. 20 años desde el comienzo de su aventura musical los llevaban directamente a la sala Caracol, donde iban a interpretar los mejores temas de toda su carrera. Estos estaban compuestos, evidentemente, de su último disco Pure. Temas tales como su canción homónima o The Walk of Tired Death. También canciones de su segundo álbum, Black Heart Bleeds Black como su también canción homónima o incluso de su primer disco Monolito como The Big Voice. En resumen, si eres fan de Adrift no podías perderte esta delicia de show.
El concierto transcurrió con normalidad. Si algo se podía achacar al sonido es que comenzó con menos potencia de la esperada en una banda como Adrift, que en condiciones normales debía echar la sala abajo. Sin embargo, con el tiempo el sonido se fue corrigiendo para acabar sonando absolutamente increíbles. La voz de Jorge sonó espectacular y sin fallos. Su guitarra y la de Maca (también conocido por ser miembro de los celebérrimos Toundra) aportaban la pesadez de los riffs y la experimentación que catalogan a Adrift como una de las bandas más talentosas del panorama. El dúo rítmico de bajo y batería recordaba a bandas como Cult of Luna, y eso son palabras mayores.
Mediante la multitud de cambios de ritmos, inclusión de notas mantenidas que se camuflan con la base rítmica, aderezado con esa característica tan típica de estos grupos, que es la de dejar que la canción evolucione por sí misma hacía derroteros que el oyente nunca espera. Esto consiguió que se catalogaran como los reyes absolutos del metal experimental.
Este concierto fue, sin duda, otros de los geniales del festival. La organización siempre suele introducir bandas de metal progresivo/experimental en cada edición y este año, Adrift eran los únicos que cumplían ese papel. Esto hizo que su show fuera un soplo de aire fresco y dió la oportunidad a todos de disfrutar con otras sonoridades. No cabe duda de que era uno de los conciertos más esperados por la afluencia de público y que los asistentes acabaron plenamente satisfechos.
Tabletom
Continuábamos y cerrábamos con los geniales Tabletom. Esto merece comentarlo aparte. Creo que aún, a día de hoy, no somos conscientes de la suerte que tenemos de poder disfrutar de un concierto suyo. Hay que dar las gracias efusivamente a Progstureo, ya que han sido los artífices de traer a la banda tras 10 años sin pisar la capital. Como ya muchos sabemos, su mítico cantante Rockberto falleció en 2011 por lo que el grupo ha pasado diversos cambios de formación. Esto es algo a tener en cuenta porque su sustituto a las voces no es otro que Salva Marina, conocido por su banda Frutería Toñi, que también tocó el año pasado en el Progstureo Fest (aquí podéis leer la crónica) por lo que era un caro amigo de los asistentes.
Huelga decir que lo de Tabletom no iba a tener precedentes en la historia del festival. Interpretaron un set muy largo y que se extendió incluso más allá de lo permitido con un bis legendario. Pudimos oír absolutamente todas sus canciones míticas. Canciones como Tipos Duros o Mezclalina, valga la redundancia, de su álbum Mezclalina, uno de los mejores exponentes de su música por su experimentación que introduce, jazz, rock progresivo, reggae y multitud de géneros. Usualmente mal clasificado, a mi juicio, como rock andaluz. Tampoco nos quedamos sin escuchar canciones de su también legendario Inoxidable con temas como Me Estoy Quitando (particular homenaje a Camarón) o La KGB. Sin extenderme mucho más, no puedo obviar dos de sus mejores canciones como El Sueño- De la Cabra de Alora y La Parte Chunga, procedentes del disco homónimo. Podría seguir así un rato y no tendría líneas para destacar la cantidad de temas que bailamos y disfrutamos como locos. El público, procedente de multitud de lugares de España (comprobado por nosotros), quería exprimir enormemente esta ocasión única y, como buenos testigos, cercioramos de que esto ocurrió tal que así.
Creo que Tabletom han conseguido una formación bastante sólida y estable, por lo que, ojalá tenerles pronto de vuelta por muchos lugares de España e incluso con nuevo material. Sería algo increíble de ver y que, esperemos que un futuro más cercano que lejano se produzca.
Conclusión
Antes de finalizar con esta crónica me gustaría hacer una pequeña reflexión. Es evidente para cualquier persona que asistiera al festival que no se trataba de un festival al uso. Lo que lo hacía especial tampoco eran las bandas (que sin duda lo son, pero no es el caso). Lo que realmente convertía al festival en único en todo el país es el hecho de que está organizado con muchísimo mimo y cuidado. Es impresionante lo que han conseguido los chicos de Progstureo con su esfuerzo, trabajo y dedicación.
Toda una escena (para más inri, muy pequeña) plenamente volcada en el festival. Los días previos al festival no dejábamos de ver por redes sociales a mucha gente compartiendo el cartel, comentando las bandas con ilusión, compartiendo los álbumes favoritos de cada una de ellas. Incluso mucha gente vino de fuera de Madrid exclusivamente al festival, cosa que demuestra que es uno de los carteles del año. Posiblemente el ejemplo más claro lo tenemos en las diversas conversaciones en la puerta de la sala. Es precioso ver como casi todos nos conocíamos entre sí, como si formáramos una gran familia. Ese ambiente familiar es mérito evidente de esa escena que se está construyendo con ese trabajo y esfuerzo de organizaciones como Progstureo, Nooirax, la Metamovida, los medios de comunicación, las bandas y, en definitiva, a todos aquellos que participaron activamente. Antes de cerrar la crónica debo agradecer a todos y cada uno de ellos por hacerlo posible.
Por último, sólo puedo desear que este tipo de eventos duren muchísimos años porque representan la música en su forma más pura. Esto es el talento, la expresividad y la gente que lo disfruta enormemente. Sólo me queda despedirme de manera contundente, igual que este festival. Le robo la proclama a sus creadores: STAY PROG.