El pasado mes tuvo lugar en Madrid la tercera edición del Progstureo Fest, un festival pensando por y para los amantes de la música progresiva. El nivel de las bandas que conformaban el cartel de esta última edición obligó a todos los fans del género a acudir las noches del 27 y 28 de abril a la Sala Caracol. En él había espacio tanto para bandas consagradas como Persefone y Jardín de la Croix, como para formaciones más nóveles como Gobernador o Tao Te Kin.
Primer día – Viernes 27
Los primeros en salir a escena fueron el trío madrileño Terrestre. Sin lugar a dudas, su actuación supuso el pistoletazo de salida perfecto a la tercera edición del Progstureo Fest. Pese a ser sólo tres miembros, la contundencia y potencia de la banda hizo que cualquier oyente que cerrara sus ojos imaginase sobre el escenario a unos cuantos músicos más. La banda alternó durante su actuación entre canciones de sus dos álbumes publicados hasta la fecha, Montuhotep (2018) y Terrestre (2014), en los que hacen gala de una interesante simbiosis de post-rock y post-metal que recuerda claramente a formaciones míticas del género como Russian Circles, Pelican o Red Sparowes. A pesar de cierta falta de conexión con el público y algunos fallos durante su actuación que acabaron haciéndose notar, Terrestre sorprendieron a muchos con una propuesta muy dinámica y equilibrada, tan intensa como luminosa.
Tras el broche inicial ofrecido por el trío madrileño, subían al escenario The Unwritten, que también estuvieron presentes en la primera edición del Prog Culture Fest. La joven formación murciana presentaba por primera vez su EP Insight en la capital. Todos podemos imaginar lo que supone un momento así para una banda novel. Por suerte para los asistentes no escatimaron en esfuerzos y, además de tocar Insight al completo, presentaron dos temas nuevos pertenecientes a lo que será el primer álbum de la banda. A pesar de la vertiente más extrema de la banda, que pudimos apreciar en canciones como Vertigo o Compunction, las canciones nuevas bajaron el pulso tanto de intensidad como velocidad para ganar en técnica y dinámica, ofreciendo con ellas una propuesta más cercana al jazz rock que al metal progresivo al que nos tenían acostumbrados. Lástima que el sonido y el estado vocal del cantante no acompañaran al buen hacer del resto de los músicos, que ofrecieron una actuación más que notable.
Tras los murcianos, salieron a escenario los malagueños Fruteria Toñi. Por las caras de los miembros, podemos suponer que no se esperaban la buena acogida que tuvieron entre el público. Era de las primeras veces que la banda salía de Andalucía y ojalá lo hagan más a menudo, porque el concierto que dieron en la Sala Caracol fue apoteósico. Este adjetivo puede parecer contradictorio al estilo tan liviano de los “fruteros”, pero lo que hicieron en Madrid no se puede definir de otra manera. Con una formación muy particular, en la cual destacaban los solistas Víctor (violín) y Jesús (clarinete/saxo), y alternando canciones de sus dos álbumes, Mellotron en Almíbar (2014) y Tengo mis días buenos (2017), consiguieron hacer disfrutar a un público que no paró de bailar, corear y hacer congas por toda la sala. Durante 45 minutos tocaron el magnífico material propio que poseen (destacando Hablar con las estatuas y No sin Mijas Costas), pero dejaron lo mejor al final. Durante la entrevista que pudimos hacerles ya nos dijeron que King Crimson había sido una de sus grandes referencias, pero nunca hubiéramos podido imaginar que iban a acabar con la canción más icónica de la legendaria banda inglesa, Starless. Lo hicieron con maestría y los versos de la canción fueron coreados por todo el público, mostrando la devoción que los seguidores del estilo progresivo le tienen a Robert Fripp y los suyos.
La banda encargada de cerrar la primera noche del festival fue ni más ni menos que Jardín de la Croix, que volvían a la Sala Caracol después de más de un año de la presentación de su último disco Circadia. La banda salió a escena arrasando con todo, primero en sentido metafórico y luego en sentido literal. La trayectoria y experiencia sobre las tablas de los madrileños fue más que evidente durante su actuación de esa noche, tan precisa y enérgica como para sumergir al público desde el primer segundo en la épica y la emotividad de su música. Tanto es así que, como viene siendo costumbre en ellos, la banda cerró esta primera noche del festival tocando el tramo final de Talking with Planets mientras se lanzaban al público, se tiraban al suelo del escenario o saltaban desde lo alto de uno de los amplificadores. El setlist de esa noche, muy equilibrado entre temas de su último álbum y 187 Steps to Cross the Universe, fue el ingrediente final para convertir la actuación de Jardín de la Croix en uno de los momento más intensos y disfrutables del Progstureo Fest.
Segundo día – Sábado 28
Abrían la segunda jornada del Progstureo Fest Gobernador, la banda sucesora de Tao Te Kin que, si bien presentaba algunos cambios de formación con respecto a la banda madrileña, nos hicieron vibrar y disfrutar sin echar de menos nada que supusiese mirar al pasado. Un rock instrumental con muchísima alma post-rockera, cargado de fuerza y belleza. Gobernador ofrecieron un concierto muy bien estructurado y un sonido que les fue acompañando a lo largo de la noche, aunque distó de ser medianamente bueno. A pesar de que solo tienen un tema subido a Bandcamp (No son gigantes), pudimos disfrutar de alrededor de 45 minutos del buen hacer de éstos experimentados músicos que, sin lugar a dudas, tienen muchísimo que ofrecernos con esta nueva formación y nombre. Los fantasmas del pasado irán yéndose por sí solos, dando lugar a esta nueva forma de crear música y dejarse la vida en los escenarios.
Tras calentar los motores con Gobernador, aparecieron sobre el escenario Cheeto’s Magazine, con dos integrantes nuevos: Alex Marqués al bajo y Gerard Sala a la batería. La banda catalana tiene un estilo peculiar en el escenario. Cada integrante se viste con unas mallas de cuerpo entero de diferente color, lo cual, unido a los peculiares movimientos de los músicos, constituye una propuesta artística de lo más divertida y atrayente. La banda, liderada por Esteban Navarro, aprovechó el Progstureo Fest para presentar algunos de los nuevo temas del disco que sacarán en los próximos meses. Es una banda que tiene como influencias claras a Transatlantic o Dream Theater, pero consiguen deshacerse de la pomposidad y trascendencia de estos y darle una vuelta de tuerca a ese estilo tan intrincado para hacerlo más accesible y liviano. La actuación fue realmente buena y aunque hubo momentos en los que se notó cierta descoordinación, entendible al tratarse del primer concierto con la nueva formación, consiguieron atrapar al público con los nuevos temas, lo cual aumenta el hype que todos tenemos por su nuevo álbum. Cerraron el concierto con su himno particular, Nova America, una preciosa suite de 25 minutos que solo fue interrumpida por el típico lanzamiento de Cheeto’s pandilla por parte de los músicos.
Quaoar saltaban a escena tras la fiesta que supuso la actuación de Cheeto’s Magazine. Los bilbaínos brillaron desde el minuto uno con su propuesta de grunge progresivo y nos hicieron menear la cabeza canción tras canción. Si bien tuvieron unos cuantos problemas de sonido, la banda mostró sus inmensa capacidad, su profesionalidad, su puesta en escena y técnica para dejar boquiabiertos a más de uno, entre los cuales me incluyo. Casi todo el repertorio se basó su disco de 2015, Dreamers Dreaming, el cual ya nos confesaron en entrevista que lo han movido lo que han podido y que están trabajando para sacar material nuevo. Sin duda, fue uno de los mejores conciertos del festival, sonando machacones y clavados en todo momento. Muchas ganas de volver a disfrutarlos.
El último grupo en salir al escenario de la Sala Caracol fue Persefone.Durante sus 70 minutos de actuación demostraron por qué son tan bien recibidos por todo el mundo, Japón incluido. Persefone ya es una banda grande en todos los sentidos y las tablas que demostraron los andorranos sobre el escenario no las mostró ningún otro grupo en el festival. Con una preparación enorme (estuvieron probando y montando cerca de 2h y media), dieron un bolo magnífico. Instalaron focos y luces traseras propias, lo que ayudó que su death metal progresivo retumbara más en los cuerpos de los allí presentes. El público no paró de hacer pogos; hasta Marc, el cantante, se unió en alguno de ellos. El concierto se desarrolló haciendo hincapié en su última etapa artística, centrando su setlist en el maravilloso Aathma. Comenzaron tocando la primera parte de la suite Aathma, para repasar el disco con himnos como Living Waves, Prison Skin o Stillness is Timeless. La gran calidad técnica de los integrantes derivó en un concierto que dejó sin respiración a todo el público durante el transcurso del mismo. Una banda que está consiguiendo romper la barrera de los Pirineos y que demostró por qué son tan exitosos con un estilo tan extremo y crudo. Un inmejorable broche final para la tercera edición del Progstureo Fest, que demostró ser una referencia entre los festivales de progresivo nacional.