Nacimiento de la música Rock en España y su impacto socio-cultural

El surgimiento del Rock como género musical se data en la década de los 50 del siglo XX en Estados Unidos como fruto de una mezcolanza de influencias de ritmos africanos que traían consigo los esclavos que trabajaban en las plantaciones algodón. Melodías como Rhythm and Blues o Gospel, junto al Country y la música Folk sureña. Durante la década de los 60, la música Rock dio el salto a Europa, lo que propició que el sonido evolucionara y se transformarse adoptando modalidades diferentes.

Sin embargo, paralelamente a toda esta catarsis social y músical que se estaba originando en Occidente, España estaba enclaustrada en una dictadura de férreos códigos morales y estéticos, los cuales eran controlados exhaustivamente por el régimen franquista mediante la censura. No obstante, durante los años 1961 y 1973, en España se dio paso a la implantación de las medidas desarrollistas por parte de los tecnócratas del régimen para potenciar la economía del país. Se pretendía aprovechar la inercia del hipercrecimiento de las economías occidentales para poder posicionarnos como homólogos. Todo este cambio en la estructura económico social, propició el nacimiento de una “nueva clase media” ligada esencialmente a las ciudades. Al mismo tiempo, el establecimiento del neocapitalismo y la apertura de las fronteras trajo a España una serie de nuevos valores y necesidades que permearon en la cosmovisión de algunos jóvenes.

La propagación del Rock en el terreno ibérico tuvo como antecedente Los Festivales de Música Moderna organizados en el Prices, los que en principio estaban organizados para estar a la altura del Olympia de París pero que tristemente solo pudo sostenerse por una temporada que duró de 1962 a 1963. Por los escenarios desfilaron artistas como Mike Rios, quien tiempo después sería conocido como Miguel Ríos; Pekenikes y The Diamonds Boys, agrupación procedente de Gibraltar formado por Albert Hammond (padre de Albert Hammond, guitarrista de The Strokes). Por aquel entonces, no se hacía referencia a este nuevo sonido como Rock and Roll, ya que a ojos del régimen los valores que implicaba la música Rock eran demoníacos. Por lo que se optó por denominarlo como Twist.

La invasión británica también dejó huella en suelo español, especialmente en Madrid y Barcelona, donde surgieron bandas míticas como Los Brincos, llegando a ser apodados como “los Beatles españoles”. Eso sí, abandonaron la indumentaria propia de estilo inglés para mostrarse al mundo con la mítica capa española. Con ello se pretendía hacer ver al resto del mundo que España no necesitaba abandonar su estética para ser igual de moderna que los demás países occidentales. Y en cierta manera, lo consiguieron.

Mientras tanto, Andalucía estaba viviendo su propia revolución cultural. Los protagonistas de la época no eran conscientes que experimentando con acordes de blues y fusionándose con las raíces flamencas, estaban creando un nuevo movimiento de vanguardia al que se le dió nombre como Rock andaluz, aunque algunos preferimos denominarlo simplemente Rock con raíces, como bien acuñó García Pelayo. Es complicado aventurarnos a señalar cuál fue el germen exacto que dió pie a la explosión cultural que vivió Andalucía, y más concretamente Sevilla, a finales de la década de los 60 y principio de los 70. No obstante, una de las hipótesis más repetidas tiene como punto central la conexión que se creó entre los jóvenes sevillanos y la llegada de los militares estadounidenses a las bases de Rota y Morón de la Frontera, la cual estimuló un intercambio cultural que sembró los cimientos del underground andaluz. Ello favoreció el surgimiento de bandas como Smash, Gong, Storm o Gualberto en la década de los 60.

En 1975 fallece Franco y, como hemos podido ver, el proceso de cambio cultural no vino expresamente ligado a la muerte del dictador. Sin embargo, la transición política exponenció el cambio cultural al reducirse las leyes que apoyaban la censura (porque sí, en la Transición española seguía habiendo censura). Es en este momento cuando estalla la Nueva ola en Madrid, lo que posteriormente se conocerá como la Movida madrileña. La influencia del Punk inglés será uno de los ejes vertebradores y novedosos de este nuevo fenómeno, pues se deja atrás a Francia como referente cultural y se comienza a poner el ojo en el mundo anglosajón. De esta manera, el Punk español muta hacia un estilo más Glam, sirviéndose esencialmente de la performance y la excentricidad, que le lleva a transmitir un discurso superficial que huía ante todo de la formalidad política. Cabe destacar, como hecho reseñable, la importante presencia del colectivo LGBTI. De esta manera, la subversión se manifestaba mediante la provocación constante. En este sentido encontramos artistas como Kaka de Luxe, Paraíso, Alaska y los Pegamoides, Radio Futura, Zombies o Tino Casal.

Sincrónicamente al hedonismo glam, resuena desde las sombras el Rock Bronca, sobrenombre con el que Jesús Ordovás hacía alusión a las bandas de Rock duro de la talla de Asfalto, Ñu, Leño, Barón Rojo, entre otros. Un sonido cuya característica principal es la vehemencia, primando por encima de todo el volumen y la corporalidad, con el objetivo último de alcanzar la liberación física a través de la adrenalina generada por potencia de los vatios. El Rock Bronca se origina esencialmente en barrios proletarios, por lo que su mensaje clave es unión y camaradería frente al peso asfixiante del Madrid de los 80. Como bien dijo Leño «esta mierda de Madrid en el que ni las ratas pueden vivir‟.

No podemos terminar este artículo sin mencionar otra de las revoluciones musicales más emblemáticas que ha tenido España, como fue el movimiento Punk (conocido mediáticamente como Rock Radical Vasco). El cual, tuvo lugar en el País Vasco durante la década de los 80. Un fenómeno que nace desde la marginalidad en un contexto de puesta en práctica de una embrionaria Constitución Española, que trajo consigo una reformulación de la identidades nacionales tras poner fin a los años de represión por parte del régimen. Asimismo, la década de los ochenta no solo fueron años de luz y color como se pretendía transmitir con la Movida madrileña. Pues el panorama que acontecía en el País Vasco con las altas tasas de paro juvenil, a consecuencia de la reconversión industrial y naval, junto con los continuos ataques del grupo armado ETA, disidía radicalmente con el discurso de una España renovada. De esta manera, la música actuó como vía para canalizar las frustración y el descontento de toda una generación. Es por ello, que aquellos grupos emblematicos como Kortatu, La Polla Record, Barricada, Eskorbuto transmitían a través de sus letras mensajes explicitamente politizados, con las que intentaban romper con todos los pilares de la Modernidad que hasta entonces no se habian puesto en duda (la religión, la educación o el estado) Como bien decían Kortatu, “la cultura es tortura”.

En definitiva, el Rock fue un producto del cambio en el tejido socioeconómico que se produjo en España durante la segunda mitad del siglo XX. Lo que permitió la consolidación de las clases medias y con ello la conformación de la juventud como una categoría social en sí misma. Entendemos, por tanto, que el Rock no es solo un género musical con fines estrictamente ociosos, si no que abre una ventana indispensable que ejerce como dialéctica entre la juventud y la realidad que les rodea. Una herramienta de liberación y conformación de la identidad que actúa como instrumento de equilibrio frente a las complejidades del mundo moderno.