Corría el año 1995 cuando la famosa actriz de «Vigilantes de la Playa», Pamela Anderson, y el baterista de Motley Crue, Tommy Lee, se casaban tan solo cuatro días después de haberse conocido. Su relación no duró más de tres años, sin embargo, ha resultado lo suficientemente interesante como para ser narrada en la serie “Pam & Tommy”. ¿Por qué? Quizá ser la historia a través de la cual la sociedad entendió los peligros de Internet tenga algo que ver.
Internet: un nuevo hogar para las malas intenciones
En 1995, la llamada World Wide Web apenas contaba con un par de años de recorrido, y los ordenadores personales eran un elemento que no todos se podían permitir.
Los buscadores acababan de nacer. Sin embargo, su poco tiempo de existencia fue suficiente para que la maldad del ser humano se colara también en esta especie de universo paralelo.
Pamela Anderson y Tommy Lee acaban de casarse y disfrutaban de su luna de miel cuando decidieron grabar un vídeo de contenido sexual. Dicho vídeo hubiera permanecido en la caja fuerte de su mansión de Los Ángeles de no ser por el electricista Rand Gauthier, quien, tras trabajar en las reformas del hogar de la pareja tuvo una discusión con Lee. Esto le llevó a colarse en la mansión por la noche y robar la caja fuerte de la pareja. Su misión era saldarse su deuda, sin embargo, en dicha caja fuerte, además de joyas y dinero, encontró la cinta de la pareja.
Gauthier no dudó ni un minuto y decidió distribuir la cinta. ¿Cómo lo hizo? A través de un incipiente Internet que, aunque con poco recorrido, ya era capaz de guarecer a las mentes más perversas y con peores intenciones, como la de Gauthier.
El electricista hizo copias y fue capaz de permanecer oculto durante mucho tiempo gracias a la estrategia de distribuir las cintas online.
Eventualmente, fue descubierto. A pesar de todo, no cumplió ningún tipo de condena. Sin embargo, el incidente les costó a Anderson y Lee la pérdida de su intimidad para siempre.
Ningún juzgado fue capaz de condenar a Gauthier debido al vacío legal que todavía existía en el ámbito de Internet.
Anderson y Lee, ante esta situación, decidieron vender los derechos de su cinta a una compañía del sector pornográfico. Su intención era que ésta dejara de distribuirse imparablemente.
La pareja, tal y como ha explicado en múltiples ocasiones, no percibió ni un dólar por las visualizaciones de su cinta. Su único objetivo con la venta de estos derechos siempre fue frenar la distribución de la misma.
A pesar de ello, y pese a que se suponía que a partir de ese momento la cinta sólo podría ser vista bajo suscripción en la compañía mencionada, el siempre inmoral Internet no dejó descansar a la pareja. Y el vídeo nunca abandonó este nuevo universo que existía a través de las pantallas de nuestros ordenadores.
La necesidad de la serie “Pam & Tommy” en el siglo XXI
El pasado mes de febrero se estrenaba la serie “Pam & Tommy”, que contaba los sucesos aquí narrados.
Muchos la criticaron por diversos motivos: desde la caricaturización de los protagonistas hasta el tono jocoso de determinadas escenas. La de la propia Anderson fue, sin duda alguna, la crítica más dura que recibió, puesto que la protagonista de estos hechos no había dado su beneplácito a la serie y contará su versión en un documental para Netflix próximamente.
A pesar de todo, “Pam & Tommy”, tras dos años de pandemia sentados, más que nunca, frente a las pantallas de nuestros ordenadores, nos recuerda el peligro de Internet que, por desgracia, todavía nos acecha a diario.
La de Anderson y Lee fue la primera historia de violación de la intimidad en el marco de Internet.
Sucedió en 1995 y, desde entonces, han sido muchas las veces que, con herramientas cada vez más sofisticadas, se ha violado la intimidad de otros a través de Internet.
Sucedió en 1995 y, aún hoy, no hemos sido capaces de generar métodos para proteger la privacidad y la intimidad de los usuarios.
Hoy por hoy, sabemos que cualquier elemento que entra en Internet permanece ahí para siempre y aún no hemos encontrado la solución a este problema.
La historia de Pamela Anderson y Tommy Lee sirve para recordarnos este conflicto que a día de hoy permanece en nuestra sociedad. Por desgracia, Internet todavía no ha dejado de ser la guarida perfecta para las mentes más perversas.