Nos adentramos en una épica aventura musical enclavada en este, el cuarto trabajo de Seven Spires, A Fortress Called Home.

La banda de metal sinfònico proveniente de Boston, no, no son del norte de la vieja Europa, llevan más de diez años fusionando sonidos metal a su manera.El minuto de intro en A Fortress Called Home  es como ese pasaje de esa película histórica que te pone en ambiente. Porque en Songs Upon Wine-Stained Tongues te sueltan toda la trama de golpe. Las voces van, vienen, cambian, giran, la batería les persigue ambiciosa, un no parar.Arrastrada por la arrebatadora fuerza de su agresiva forma de hacer sinfónico, Almosttown y las capas de instrumentales melodías, la voz de Adrienne Cowan esta vez va de limpia y melódica, en comparaciòn, es un tema sencillo, pero el color vocal es acojonante, igual que el irradiar de los teclados. Si, al final todo se vuelve un poco más oscuro.

Los chicos son muy DIY, el disco está producido, mezclado y masterizado por Jack Costo. La sensación de encierro y agobio en Impossible Tower, lograda, me he sentido dentro durante los seis minutos que dura el tema. Dicen haber visitado el vacío durante la composición de los temas, los creo.

Afirman que es su mejor trabajo, que lo odian y lo aman por feo, es una manera políticamente correcta de llamarlo, pero los temas son elegantes. Love Is a Souvenir es teatral, dulce, sigilosa. Supongo que Peter de Reyna se ha puesto a las teclas, al violín y al resto de sonidos electrónicos de esta lenta canción. Lo menos fuerte siempre se lo dejan para el final.

Su música en general es una filigrana emocional interpretada con una limpia técnica impactante. Tienen esa tendencia a llevar el estilo musical del tema en concreto al límite, de ahí que los temas sean más largos de lo habitual. Architect Of Creation le da esa vuelta Seven Spires a lo sinfónico, lo black y lo power. Acertado single en el espectro entre la manía y la nada. 

No abusan de ninguno de los muchos palos musicales que tocan en los cortes, este, dentro de su paranoia, es el más comercial, cercano al Hard Rock, hasta en tiempo de duración. La voz de Adrienne en Portrait Of Us, capaz de subirnos al cielo y bajarnos al averno en dos notas, se mantiene en la parte clara esta vez.

De vuelta a los pasajes infinitos y nebulosos con la triste Emerald Necklace, la prodigiosa vocalista se queda sola ante todo, normal que Tobías la reclutará para Avantasia. Jack despliega su maestría a las seis cuerdas lo justo para que parezca un tema cortado al uso. Pedazo baladón.

Where Sorrows Bear My Name es el resumido resultado de tres amigos graduados en la escuela de música de Berklee, precioso y pesado tema en el que la Cowan juega con los tiempos y los guturales lo llenan todo de aflicciòn con este frustrada y radiante tema.

Tremendos, seguro lo niegan, pero son divertidos. No Place For Us suena a renegados, se vuelcan en tenebristas guturales y queda bestia hasta subiendo líricamente a agudos. Esto es un metal atmosférico con otro heavy riff de guitarra encumbrando entre sintes.

Lo ponen fácil para si te los quieres creer con House Of Lies. Adrienne alumbra al resto de instrumentos en lo que dentro de la normalidad se podría denominar un medio tiempo. Pero las cosas de Seven Spires van clavadas con otro método.

Parece que esto se acaba, sus fuerzas no, la batería se dispara y Adrienne despliega en The Old Hurt of Being Left Apart, todas sus esféricas capacidades vocales por si hasta ahora no hubieran quedado claras ya.

Derrumbada y reconstruida acabo al desgranarlo. 21 de junio, la fecha en la que Frontiers lo pone a la venta. No los conocía y acaban de convertirse en una de mis prioridades musicales para ver en directo.